martes, marzo 13, 2012

El día que conocí a Princess Filter


 
Mi casa últimamente está llena de presencias extrañas. El otro día vinieron los simpáticos dibujantes de Dibujo a Domicilio. Un grupo de artistas que, si les llamas o contactas en su web, viene a tu salón, les pones una cerveza (más bien cinco), brindas, y te hacen retratos durante un par de horas en diferentes esquinas y poses. Es gratis, pero luego puedes comprarles las obras originales o versiones digitales en alta calidad. Pero eso ya lo voy a contar en la prensa moderna.

Ayer el que vino fue Pepe, de Princess Filter, que también estuvo un par de horas contándonos historias alucinantes. Todo comenzó el verano pasado cuando, en la bizarra Feria de Muestras de Gijón, participamos en el sorteo de un coche dando nuestros datos personales. Meses después nos llamaron diciendo que, claro, no habíamos ganado el buga, pero que si aceptábamos una amena demostración de no sé qué en nuestro hogar, nos regalaban una noche de hotel. Así que aceptamos.

A las 21.30, sonó el timbre y era Pepe. Cuando abrí la puerta, el tipo entró arrastrando un carricoche lleno de bultos enormes. Dijo:

-         -  Buenranifoa, fjfkoemfjoeo fikeofeie Princess Queen.

Yo dije:

-         -  ¿Qué?

-       - -  Hola, soy Pepe, vengo haceros la demostración de Princess Filter – respondió. Al tipo no se le entendía nada, devoraba con fruición sus propias palabras, como quien no ha comido palabras en décadas.

Princess Filter resultó ser una especie de purificadora de aire y aspiradora de aspecto industrial. Pepe era un comercial, que es la forma guay de decir vendedor de aspiradoras a domicilio. Pero eso suena muy a Pajares & Esteso. Balneario: spa, medrar: networking, investigar: research, mejorar algo: implementar, hotel pijo en país pobre en guerra: resort, follar con el puño: fist fuckin’, vendedor de aspiradoras a domicilio: comercial. Esta son las deviaciones del lenguaje en las que vivimos inmersos, y, como dijo Ludwig Wittgenstein, el lenguaje es el mundo.
 
Como digo, el lenguaje no era el punto fuerte de Pepe.

-       --    ¿Aekjfiek jfcji jfjiror, DVD? – dijo.
-       -  -  ¿Qué? – dije yo.
-         -  Que si tenéis un DVD donde pueda poner un video.

Así que puso un video supersensacionalista en el que explicaba el peligro mortal que supone respirar (si no tienes una Princess Filter que te salve). “El aire mata”, era uno de los lemas y, con mucha razón, hablaba de los altos niveles de contaminación que permite la señora Botella. 2 millones de muertos al año por respirar contaminación, decía. Luego hacía preguntas evidentes como ¿dónde crees que hay mayor contaminación, en casa o en la calle? Entonces Pepe paraba el DVD y nos preguntaba. Lo normal es pensar que en la calle, pero si paraba el video y nos preguntaba con cara de misterio, era obvio que la respuesta correcta era ¡oh sorpresa!: en casa.

Para demostrarlo conectó el purificador Defender, parte de Princess Filter, y en efecto, el filtro se quedó de color grisáceo en unos minutos, qué aire tan guarro. Luego nos explicó, atragantándose, los procesos físicos y tecnológicos que hacen posible las maravillas de Princess Filter y de su aspiradora Majesty, con un lenguaje científico e ingenieril que no entendimos, no porque no tengamos background científico (conocimiento de base= background), sino porque a Pepe no se le entendía nada. A Esther Minia le dio un ataque de risa cuando el tío hablaba no se qué de la succión, el “flujo de aire constante, eso es lo importante” (esto lo decía con mucho orgullo, como quién ha descubierto un agujero en el espaciotiempo) y los voltios y los vatios. Lo cierto es que era una situación bastante absurda: un tipo desconocido en nuestro salón, tratando de vendernos con ahínco algo que no compraríamos ni en el mejor de sus sueños y al que, encima, no se le entendía más que palabras sueltas. Yo andaba pensando en otras cosas.

-        -   - JHhoahfnoafaenf fjaijf aw fjaijf – dijo
-          - ¿Qué?
-          - Que si tengo cara de chiste- dijo esbozando una sonrisa a lo Jean Dujardin.

Lo peor es que se llevaba los chistes aprendidos en plan carrerilla y que se notaba mogollón. Cuando a Esther Minia se le pasó la risa nos limpió una alfombra guarra que tenemos en la terraza, el sofá, el suelo, y lo cierto es que sacó mucha mierda y los dejó como nuevos. A qué negarlo: Princess Filter mola.

Le dije que debía ser la alfombra más sucia que había limpiado jamás. El dijo (le entendimos a la segunda) que llevaba ocho años y medio en ese trabajo y que había visto muchas cosas. Lo dijo también con orgullo y con cierto misterio, como quien ha estado luchando en la selva de Camboya y ha sido torturado como John McCain. También dijo que tenía una casa en su pueblo y otra en Sanse (San Sebastián de los Reyes). El verdadero misterio es como podía Pepe y su ensalada verbal llevar ocho años en el negocio y conseguir colocar Princess Filters, sobre todo a ese precio. Pero el aire mata, amigo.

Llegó la hora de pagar. Yo le echaba 500 euros, pero resultó que costaba ¡¡¡4.000!!!. Eso sí, por ser nosotros, y entregando nuestra antigua aspiradora, se quedaba en 2.900. Como no tenemos aspiradora dijo que daba igual, que servía la escoba. 1.100 euros de descuento por una escoba vieja, están que lo tiran. Nos hizo albergar esas paradojas mentales de trilero para hacernos entender que si teníamos que limpiar la casa durante los 50 años que nos quedan de vida, si Dios quiere, nos salía muy barato al mes. Y que lo importante era la salud.

Total, que le dijimos que no y después de muchas insistencia y de llamar a un jefe (el Sr. Ruiz) que yo creo que no estaba al otro lado del teléfono, pasamos a hablar de videojuegos, porque Pepe resultó ser un jugón “que los fines de semana se pasaba la hostia jugando” y le despedimos amablemente.

-         -  Jnjaowmfiwsaf fneifj   fweifjh0w e fm f0w ef –dijo cuando salió por la puerta con los enormes bultos que supone la Princess Filter.
-        -   ¿¿¿Qué??? - Espero que no nos estuviera insultando.


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