martes, mayo 31, 2005

La chica del dragón

Conocí el otro día a una mujer que parecía una niña. Yo le eché 22 pero resultó tener 32 y un bonito tatuaje de un dragón a un lado del pubis. Tenía un cuerpo pequeño y fibroso y parecía estar bastante loca. Todo esto me hacía gracia. Como digo, la ví una vez y, más tarde, ella insistió en repetir. Repetimos.

Pasó una semana y media. Un día pasé por su barrio y la llamé, ella dijo estar durmiendo, aunque no la creí. Hoy, a mediodía, ha sonado mi teléfono, era un mensaje donde venía a decir que mejor si a partir de ahora nos vemos solo como amigos. Como "coleguillas" exactamente.

Me fascinan como ocurren estas cosas. A veces -y no solo para ella, si no para todos- las personas parecemos objetos de consumo, de usar y tirar. A veces le toca a tu partenaire y otras veces a tí mismo. Y aunque no estés muy interesado en el asunto siempre te duele un poco en el ego que te rechazen. Piensas: ¿qué habré hecho mal? ¿por qué ya no querrá más?

En fin, supongo que ni yo soy tan especial ni la vida tan novelesca, así que a otra cosa mariposa.

Echaré de menos aquel dragón. Y sus gritos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

hay alguien ahí? es curioso, este blog está siempre solo. en los demás que he visitado se agolpan decenas de comentarios.

serán los míos los únicos ojos que leen tus palabras?

la cónica dijo...

Me cuesta imaginar este blog sin visitas... Ya ni te acordarás del dragón y sus gritos. O sí.

Tuve un amante tatuado también. "No va a ser todo sexo", me dijo una noche. Hablamos de profundizar y acercarnos, si se terciaba, al arte contemporáneo. No quedamos más, claro.

Cuando me lo encuentro alguna vez , dice compungido que tenemos una visita pendiente al Reina Sofía. Yo, grave, digo que sí, me aguanto la risa y a otra cosa. Mariposa.