miércoles, octubre 19, 2005

Mal presagio

He pasado un rato hoy, tras apagarse el cielo, fumando un piti y observando la luna desde el balcón. Desde casa se domina un cielo casi semiesférico: vivimos en un séptimo y no hay ningún edificio cercano. Este balcón, asomado al cruce entre Ferrocarril y Paseo de las Delicias, es casi lo mejor que tiene este piso que se cae por momentos. Estaba la luna, digo, completamente amarilla y a ratos cubierta levemente por algunas nubecillas que difuminaban la luz. Mirar la luna es mejor si uno se olvida de que es un disco plano y se convence de que en realidad es esférica, una bola que está ahí, bastante cerca, girando alrededor de nosotros. Y de que misteriosamente no se cae. Dicen que la ciencia explica todas estas cosas pero yo digo que, aún después de dedicarme a esto desde hace algunos años, ya no se qué creerme.

Anoche, volviendo de Lavapiés, la luna estaba más alta y más blanca y muy cerca, como si estuviera orbitando en torno a ella, se veía Marte de color rojo - tal vez anaranjado. Y para mí eso siempre fue un mal presagio aunque seguramente esta vez deje de serlo. Mañana, por lo pronto, es jueves.

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