miércoles, mayo 14, 2008

Un sueño manchego

Se veía el puente de Brooklyn. Su estructura iluminada en mitad de la noche neoyorkina. Detrás, el skyline: todos esos edificios legendarios perlados de luces, el Chrysler, el Empire State Building e incluso la Torres Gemelas que aún no habían caído. Era hermoso. Un hermoso póster que había colgado en la caseta de Rodrigo, donde pasábamos las tardes huyendo del calor que asfixiaba La Mancha aquel verano. Al lado del póster, por el ventanuco, se veía el terreno árido, amarillento y un árbol desnudo, seco y solitario sobre el que el sol caía a plomo. Nos tirábamos, a eso de las cuatro, en el sofá destartalado que allí había, con el torso desnudo cubierto de sudor y dormitábamos contemplando Nueva York. En silencio. Por si el sopor no fuera poco, aquel día Rodrigo empezó a liarse un porro. Yo saqué una botella de agua bien fría de la nevera de playa que teníamos en la caseta y volví al sofá. Tendríamos que viajar a Nueva York, dije tras dar un trago a la botella. Rodrigo, sentado a mi lado, casi tumbado, asintió levemente concentrado en el canuto. Luego buscó una boquilla dentro del paquete de tabaco. Ver todo aquello, continué. ¿Sabes?, en la zona central de Manhattan las calles forman cuadriculas perfectas y están numeradas en orden. Además hay grandes avenidas que recorren la isla de norte a sur. La quinta avenida ¿te suena?, la de las películas, esa divide la isla entre este y oeste. Es casi imposible perderse. Rodrigo se incorporó para encender el porro. Dio una buena calada. No empieces otra vez con lo de Nueva York, dijo, voy a acabar quitando ese puto póster de ahí. Callé un rato mientras el humo comenzaba a flotar frente a mis narices. Pero eso no es lo mejor –hablé de nuevo- lo mejor es que hay una calle, Broadway, que, entre todo ese orden, recorre la isla en diagonal, cortando todas las calles y avenidas ortogonales. Se dice ortogonal ¿no? Qué locura. Tal vez por eso sea la calle de los teatros y los musicales. Mira tío, dijo Rodrigo, ni tú ni yo vamos a ir nunca a Nueva York, al menos por el momento. Con tu trabajo en el taller y yo trabajando en el campo no creo que podamos pagarnos un viaje. El padre de Rodrigo había muerto hace poco y ahora él se ocupaba enteramente de los terrenos familiares, de los que malvivía cultivando ajos y berenjenas. Quizás tú vayas algún día, dijo, eres mecánico y coches averiados hay en todas partes. Pero yo estoy atado a mis tierras, tengo que alimentar a mi madre y a mi hermana. Mi vida va torcida, como la calle rara esa de la que hablas. Rodrigo me pasó el porro, sus manos estaban curtidas y su piel enrojecida por el sol. Me repantigué en el sofá, con el porro entre los labios. Qué se yo, dije, tal vez las cosas cambien algún día para bien. Rodrigo necesitaba ánimos. Lo de su padre había ocurrido hacía tan solo un mes. A su muerte la familia ya estaba en la ruina. No pudieron ni costearle un entierro digno. El dueño de la funeraria, un hijodeputa, no quiso ceder, pedía demasiado dinero. Al menos le dio la oportunidad de hacérselo él mismo. Tuvo que cavar la tumba de su padre con sus propias manos. Yo le ayudé. Estuvimos horas dándole a la pala. Acabamos exhaustos. Cuando le quise devolver el porro a Rodrigo, ya se había quedado dormido. La cabeza se le había caído hacia un lado. Dejé el porro en el cenicero. Miré el árbol seco encuadrado en la ventana. Parecía que la luz lo iba a aplastar. Miré después las luces que adornaban el puente de Brooklyn. El Skyline detrás. Iremos algún día, pensé. En esa tierra crecen las oportunidades en vez de las hortalizas. Entonces todavía creíamos en esas cosas.

19 comentarios:

Anónimo dijo...

precioso

Camille Stein dijo...

sigue siendo el paraíso del imperio, o eso creen ellos... los americanos

los sueños, mejor en la pared colgados, no sea que la realidad nos replique

muy buen texto

saludos

Alnitak dijo...

Tras leer el texto me he dado cuenta de que tiene un regusto especial, tiene tu firma pero con otro tono, otro toque.

Eso sí, suena a principio de una novela deberías pensartelo...

Batiscafo dijo...

muy ocupado estás txe..
pues yo quiero que escribas cosas nuevas!, pasa de la fotografía y de las tonteridas que te manden en el máster.
mmmmmmmmuá

Merce dijo...

Tío, genial, me ha encantado...qué bueno...

la cónica dijo...

Estoy con Alnitak. Esta historia viene de lejos, de las antípodas, de otros textos escarbando la arena con los dedos. Esta historia da para mucho.

Sin noticias de capitol city...

Miriam G. dijo...

En el instituto tenía un amigo bajito y un poco jorobado, de esos al que el resto desprecia, que mientras se amasaba
el pelo grasiento defendía que nueva york no existe. Yo desde luego, no he estado.

Un beso, Miriam G.

Anónimo dijo...

de tus textos, de los que he leído, no sé si el mejor, pero sí es el que más me ha gustado.
cambio esa isla por cualquier otra parte del mundo.
salud-saludos

pcbcarp dijo...

Me ha gustado mucho, si señor. Claro, que si a Rodrigo le hubiera tocado la lotería y hubiera ido a Nueva York, seguro que estaba visitando las torres gemelas el 11-S por la mañana temprano...

Anónimo dijo...

Un texto cojonudo Txe.

Expediente X dijo...

Un sueño manchego también puede ser un Expediente X, Txe.

Violeta dijo...

http://dequecolorsonlasvioletas.blogspot.com/2008/03/manhattan-por-claudio-lami-si-se.html

:)

elpalabarista dijo...

Buen texto.

vaderetrocordero dijo...

Maldito cabrón, ya eres un clásico!

Anónimo dijo...

Supercalifragilisticoespialidoso

pünktchen dijo...

me encanta...es precioso y me gusta mucho la forma de escribir.

Miguel Caballero dijo...

Lo que más me ha gustado es el agobio de Rodrigo de sentirse "atado a la tierra". A un "atado a la tierra" solo le quedan la imaginación y los posters si quiere salir de su mundo. Y el problema es que Rodrigo no tiene demasiadas ganas de imaginar...

Un saludo,
Miguel
generacionlowcost/blogspot.com

perdidaenlaciudad dijo...

La verdad es que a mí nunca me había llamado NY, pero después de leerte dan ganas de zambullirse en el imperio del póster que, más grande o más pequeño, todos tenemos en algún rincón...

Bsos!

Luna Carmesi dijo...

Tu viaje ortogonal a través de la gran manzana me hace pensar que eres mi mejor transporte publico para que mis neuronas sueñen un poquito...