viernes, abril 16, 2010

Bonduelle

Hoy se montó un mendigo en el vagón de metro, pero no era un mendigo al uso, era alto y guapo y trataba de vestir limpio y conjuntado, con cierta coquetería, se notaba que la suciedad que llevaba encima no era fruto de la desidia propia del vagabundeo sino de la mera imposibilidad de lavarse. Tenía cierto aire a Julio Cortázar, que no era guapo pero que sí era guapo. A mí Cortázar me recuerda a ciertos hombres pez que salen en los terroríficos relatos de H.P. Lovecraft, con los ojos tan separados, y a una terrorífica exnovia mía de la que no voy a hablar ahora, sin embargo, Cortázar era guapo por lo que escribía, por su encantador acento francés, su voz grave, su erres arrastradas, sus problemas de dicción, por ser un cronopio de casi dos metros, por eso lo queremos tanto. Es curioso cómo vemos guapa a gente que no lo es físicamente, simplemente por que los admiramos, o los queremos o, simplemente, después de mucho tiempo, nos acostumbramos a sus rostros. Como digo este mendigo se daba un aire a Cortázar, era igual de alto y tenía una melena repeinada y grasienta que se colocaba a cada poco mientras esperaba a que los viajeros (clientes se dice ahora) tomaran asiento. Contó, después de pedirnos que disculpásemos las molestias y desearnos un buen viaje, que acababa de salir de prisión y que no tenía dónde caerse muerto, pidió algún dinero para comer algo, alquilar una habitación en una pensión y darse una ducha –se notaba que estaba deseando darse una ducha, porque, como dije, se lo veía coqueto y pulcro-, dijo también que si alguien llevaba algo de comida encima –cosa harto improbable a mi parecer- también lo aceptaría. Por alguna razón me cayó en gracia este expresidiario y, cosa rara en mí, sobre todo con la que está cayendo, le di un euro íntegro, fui el único que le di dinero. Contra todo pronóstico, una señora que viajaba sentada sacó de su bolso una pequeña lata de maíz Bonduelle y se la dio al expresidiario, que la aceptó agradecido. Me pregunto por qué lo meterían en la trena. Algo haría...

11 comentarios:

. dijo...

No es que seamos guapos o feos, es que nos acostumbramos antes o después a según qué caras.

Txe Peligro dijo...

eso es lo que venia a decir

vaderetrocordero dijo...

¿Qué hacéis levantados a estas horas?

NuNa dijo...

Es triste tener la necesidad de pedir... pero es más triste no sentir la necesidad de dar.

Gabiprog dijo...

Están bien cerca de nosotros, y sin embargo bien poco nos acostumbramos a esas personas que resumen encima muchas de las cosas que tememos…

ROSA ALIAGA dijo...

es que hay algunos feiguapos que se clavan como arpones

Sergio dijo...

buh.

Anónimo dijo...

ese tipo de personas suelen ser los feos de los que acabo enamorada,
Sonia.

Txe Peligro dijo...

bah!

Anónimo dijo...

Estás en todas partes esta semana..navegando al azar he ido a caer aqui...y me gusta lo que leo

Seguiré viniendo y te enlazo en mi recién creado blog( quizá lo destruya pronto, no sé, es el 5º que tengo)

Por cierto, también, aparte de a Luis y a Gustavo veo que tenemos a Carantoña de amigo común, qué cosas

Abrazos

Tesa Medina dijo...

La gente es guapa cuando transmite algo especial, éste hombre todavía conservaba su dignidad que no la tapa el desaliño ni la mugre.

En España sueltan un preso y no le dan nada de dinero ni siquiera una ayuda para poder empezar de nuevo. Por eso hay algunos que piden volver a la prisión, antes que vivir en la indigencia, o delinquen para conseguirlo.

Te asombrarías si conocieras los motivos por los que una persona puede acabar en la cárcel, el 80% están por tráfico de drogas, pero le cae lo mismo a quien mete un kilo para salir de la miseria que al que entra en avioneta desde África 100. Un sistema muy injusto, sobre todo con los pobres.

Un beso, Txe, el título muy logrado.