jueves, junio 02, 2011
El diestro y la chipionera
Ya lo dicen por ahí: hay que separar al artista de su obra, el autor ha muerto, la obra de arte es autónoma, uno la crea y se va dando brincos por ahí, alegremente, entre las furibundas neuronas del público. Es conocido que la bondad de la obra no se corresponde con la bondad del autor: muchos grandes artistas y literatos eran, a la sazón, grandes hijosdeputa. Picasso era un mujeriego irredento, dicen, y Marcel Proust disfrutaba aplicándole electrodos a ratas en los genitales, dicen, aunque quién sabe, hay muchas envidias. Martin Heiddegger era nazi.
Un ejemplo claro es Rocío Jurado, de cuya trágica y televisada muerte se cumplen ahora cinco años (cómo pasa el tiempo). A mí la Jurado me caía bastante mal cuando la veía recorriendo los programas de la tele aireando su vida privada, se la veía inculta y un poco zafia. Pero, amigos, qué arrestos le echaba cuando se arrancaba a cantar, sobre todo aquel Amor Brujo de Manuel de Falla que tanto le gustaba de niño al que esto suscribe. Por lo demás la vida de la Jurado, con su boxeador y luego su torero, su Rociíto y su cáncer de páncreas, podría haber sido un drama en blanco y negro de la Edad de Oro de Hollywood. Su papel lo podría haber interpretado Sara Montiel, ya puestos.
El caso contrario es el de José Ortega Cano. Profesionalmente me cae como el culo, como todos los toreros, claro. Lo fascinante es cómo un hombre tan cruel como para ganarse la vida torturando animales con el beneplácito de un público sádico y vociferante podía guardar tantos sentimientos dentro. A Ortega Cano la cara de tortura con la que acompañó día a día el declive de la chipionera, en Houston y por doquier, no se le quitó ni con su muerte ni nunca más. Ortega Cano siguió apareciendo en la tele y sonriendo, pero la tortura en la mirada no desapareció. El otro día apareció en un alegre reportaje enseñando su cortijo y todavía se le saltaban las lágrimas a cada rato, entre el caballo y el fino. Explicó que cuando Rocío falleció tardó mucho en abrir las ventanas de la casa para que no se escapase el olor. Imagínenselo: a mí esto me sobrecogió, me pareció muy de cuento de Raymond Carver. Días después resulta que se estrelló con otro tipo en coche, al que mató, y se quedó en estado grave. Dicen que no había bebido, que simplemente iba demasiado rápido. Tal vez el que quería morirse, ya sin Rocío en el mundo, era él.
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11 comentarios:
En términos literales, cierta gentuza buscada por la gentuza de telecinco, andaban diciendo que era alcohólico y maricón. Lo primero ya se está utilizando en su contra, lo segundo lo desconozco, pero son cosas que independientemente de ese pérdida tan brutal de Rocío, afectan al estado de ánimo y a funciones básicas de la vida como conducir un coche, digo yo, que al Ortega se le viene machacando desde hace tiempo, es de esos personajes que siempre tienen de diana, de un tiempo a acá
en una época se dijo que estaba liado con Josep Borrell. aJajja, te imaginas? el metrosexual y el machote?
Pos si quería morirse, podía haberlo intentado sin llevarse a uno por delante, a lo mejor a ese la vida le gustaba.
Bess
Una relación sexual entre Borrell y Ortega Cano es tan verosímil como una entre Chiquito de la Calzada y Javier Arenas
es lo que se decía, oiga. Es cierto lo de chiquito y arenas? qué fuerte!
Lo mihmo quer fuego fatuo
lo mihmito eh el quereeer
que le juyes y te persigue
lo llamas y esha a correeeer
Malhaya er corasón trihte,
que en su llama quiso ardeeeer.
¡Lo del torero estaba cantado!
Imagínate a las dos parejitas (Ortega-Borrell y Chiquito-Arenas) bajando juntas a cenar en un romántico crucero por los fiordos noruegos. O jugando alegremente un dobles al pádel en la cubierta del barco. O echándose cremita para el Sol al borde de la piscina... ¿Permitirían las leyes físicas semejante universo paralelo?
espero que sí!
estoy tan de acuerdo contigo en todo...
Pero qué bien escribes Txe...
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