Lo más importante, como siempre, son las palabras. Por eso, el buen observador de nubes tiene que conocer los nombres de la nubes, de igual manera que el buen amante de la naturaleza -y el poeta, bueno o malo- ha de conocer los nombres de los árboles. Cirros, estratos, cúmulos y nimbos, cumulonimbos. También ha de conocer algo de su física y sus características: la nubes no están formadas por vapor de agua, como vulgarmente se cree -eso son pamplinas-, si no por gotas de agua (y a veces cristales de hielo, como en los cirros) que, al alcanzarse las condiciones adecuadas de temperatura, son lo suficientemente grandes para caer al suelo en forma de precipitación: la lluvia.
El buen observador de nubes debe guardar, además, una buena forma física. Antes de cada observación se recomienda realizar ejercicios de calentamiento para evitar desagradables lesiones en el cuello. A continuación se refieren algunos de estos ejercicios: 1. echar la cabeza hacia delante tratando de tocar con el mentón en la parte alta del pecho. Echarla luego lentamente hacia atrás. 2. Echar la cabeza hacia la izquierda, tratando de tocar con la oreja en el hombro. Hacer el mismo movimiento hacia la derecha. 3. Realizar movimientos circulares pasando la cabeza por los cuatro puntos cardinales. Primero en el sentido de las agujas del reloj, luego en sentido contrario. Hacer estos ejercicios de calentamiento unas diez veces, lentamente.
Observar nubes es una actividad peligrosa, por eso el observador de nubes, durante el desarrollo de su actividad siempre ha de mantener un ojo en la tierra. Se cuentan por miles, y está documentado desde la época de la Grecia clásica, los casos de observadores de nubes, algunos muy buenos, que acabaron atropellados por un carro, o un tranvía, o un coche, o cayendo a un pozo o a una zanja, o rompiéndose el cráneo contra un árbol o una farola, o tropezando con quien no debían y les apuñaló encolerizado. El mundo está lleno de desaprensivos, eso lo saben bien los observadores de nubes, tal vez sea esa la razón por la que se dedican a esta aficción: prefieren mirar hacia arriba y no ver el mundo hostil que les rodea. Pero el peligro existe, por eso el observador de nubes, debe permanecer alerta, por muy sublimes que sean las nubes que esté observando.
No son estos los únicos obstáculos con los que se topan. A veces, un ejemplar excelente se oculta, empujado por el viento, tras un edificio. Es preciso entonces trepar el edificio por un canalón, teniendo cuidado de no caer en la ascensión, y luego saltar de azotea en azotea siguiendo nuestra diana. Hace no mucho tuvieron que atender en el Hospital 12 de Octubre de Madrid a un hombre que se cayó de cara desde un tercer piso. El servicio de cirugía maxilofacial, que apodó al accidentado como Spiderman, se vio obligado, para salvar su rostro destrozado por el asfalto, a realizar una operación que le costó a la Sanidad pública varios millones. Si no queremos ganarnos la animadversión de la ciudadanía es preciso evitar estos dispendios en nombre de nuestros objetivos.
Cuidado con las metáforas a la hora de caracterizar las nubes en nuestro bloc de notas. Ya está bien de dragones, osos, caras, cuerpos. Igual que cuando se puso nombre a las constelaciones del hemisferio sur alejados de la mitología griega y se bautizaron con nombres más afines a aquella época, como la quilla o el microscopio, es hora de ver en las nubes otras cosas más afines a la nuestra. Microondas, dvd’s, redes sociales o drogas de síntesis, son las comparaciones más en boga en la actualidad.
En latitudes más septentrionales es común que el cielo este cubierto de nubes, blanco como leche diluida en agua. Para un buen observador de nubes esto supone una delicia, el no va más. Pero algunos heterodoxos en esas latitudes, movidos por cierto aburrimiento, según han manifestado, han comenzado a observar los claros entre las nubes: se hacen llamar observadores de claros. Esto es un vicio, una devaluación de nuestra actividad. Un buen observador de nubes, un observador de raza, un purista de lo nuestro sabe bien que nunca jamás de los jamases se debe mirar el cielo que hay detrás.
31 comentarios:
nunca
jamás de los jamases
qué degeneraos los observadores de claros.
me ha gustado mucho, aunque es largo se hace corto.
me suena a cortázar, con las instrucciones para subir una escalera o las de dar cuerda a un reloj. parece sencillo, observar nubes, pero ya era hora de que aparecieran unas buenas instrucciones.
besos
Qué bueno!
Disfruto el cielo mucho más desde que lo entiendo. Las nubes, las estrellas...las horas en cubierta estudiándolas.
¿Hay tierra más allá del cielo? ¿Hay algodón más allá de las nubes? Como siempre un placer -literario- leerte; más en un día como hoy que hay alguna que otra nube cojonera, con forma de USB.
pero sobre todo ¿a qué huelen los USB?
a información concentrada, de todo tipo
a veces huelen fatal
Mirar el cielo es lo mas !
Obviamente, para mi,
el consejo para el paso #1 es:
tome un research chemical tipo 2c-e.
Y otro:
observe el cielo en una llanura inmensa,
o sobre el Atlantico.
¿Nubes?
¿Acaso se enamoró en su recital? ¿O es el calor? (pero claro, como siempre, muy bien escrito)
Para nubes, las de azúcar.
No sabía que esta manía mía fuera toda una ciencia, como lo demuestras con tu hermosísimo texto. Tenía claro que no soy la única que mira como lunática a las nubes, pero no sabía que debo calentar el cuello y andar con mucho cuidado para dicha actividad.
Tampoco que se me tiene prohibido mirar al cielo que hay detrás (es que a veces es tan bonito).
Un beso inmenso.
a qué huelen los USB (las nubes), no era una frase de un anuncio de Evax dirigido por Isabel Coixet? Acabo de caer.
Ya somos dos observadores de nubes. Yo sigo viendo dragones, ositos, y sonrisas muchas sonrisas. El mayor de los placeres tenderse a contemplarlas.
:)
Un beso.
"tropezando con quien no debía".
Corte en la metáfora para que su nube adquiera forma de donut. Sabroso y redondo. Consejo de lectora ocasional.
Hoy preferido dejar de ser por un rato observadora de nubes para volverme observadora de sus palabras, Sr. Txe. Y ha merecido la pena, sin duda, como siempre...
Me han encantado las instrucciones...
Qué fuerte, al leerlo he pensado lo mismo que La Cónica, muy Cortazar, me recordó al de instrucciones para subir a una escalera ( por cierto, rula un audio por internet narrado de su propia voz).
Como te tira Cortazar, Txe.
No tienes personalidad, pero quieres dar a entender que sí. Te crees simpático y por eso no me haces gracia. No con todo el mundo te valdrá ser un niño bien. Llega un momento en que el cuento se acaba. Y no verás el cielo detrás de las nubes.
Y qué estúpidos los que te siguen la corriente y te untan de mieles cuando, en realidad, tienes de poeta lo que yo de monja.
Qué eres? monja de clausura?
Teneís internet en el convento?
La lectora ocasional.
Mierda, Txe, qué asquito de gente ¿no? Qué envidia más mala...
Llega un momento en que el cuento se acaba. Y no verás el cielo detrás de las nubes.
A mí me suena a amenaza apocalíptica, yo creo que va más en plan testigo de Jehová...
Luego están los cazadores, los cazadores de nubes...que desde el suelo pretenden atraparlas con la mano, y las pellizcan desde la tierra mirando al firmamento como si eso pudiera tener algún efecto. Se rien a grandes carcajadas o tímidas risitas mientras con aire de complicidad miran a su compañero de fechorías; porque éstos, siempre van en parejas o a lo poco en grupos de tres.
Filtro/Nubes
PD: Increíble, me lo aounto :)
Vaya detractora más furibunda, ¡con la categoría que aportan los antifans a los blogs! A ver si con un poco de suerte se pasa también por el mío. Cuando se me cuela alguien así me siento súper importante.
me han dicho en mi curro que se llaman trolls. A veces salen, como los herpes.
No son las instrucciones para subir una escalera pero se le parecen.
Muy bueno.
pues yo solo debo ver nubes antiguas por que vienen todas con forma de corazón, de osito, ...un día me pareció ver un Turmix, pero paso de largo, menos mal que tenía pìnta de lluvia ácida.
imaginemos una nube con forma de troll envidioso...
clarinete???jajjajajajaa! gracias, gracias, amigo txe!!
tío, básicamente no tengo tiempo de leerte, pero qué ganas de tengo de pillar el texto este del observador de nubes.
tú libro me debe estar esperando en la casa del idem, pero es que no tengo tiempo no tengo tiempo no tengooooooo
mua!
Jajajaja. Ya veo que lo de observar nubes es toda una profesión.
Un beso MUYGRANDE :)
weah! gracias a todos todos
simplemente, sanador.
txe peligro, eres un grande
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