miércoles, octubre 06, 2010

Imagínate tú

Imagínate que mañana te levantas, te duchas, y durante el desayuno, cuando, aburrida, te pones a leer los ingredientes y promociones en la caja de los corn flakes, como todas las mañanas, descubres que no hay nada impreso en el cartón. Entonces miras el brick de leche y ves que tampoco hay nada escrito, y que sólo sabes que es semidesnatada por el diseño en color azul. Tampoco se lee nada en la caja de galletas. Imagínate que bajas a la calle preocupada y el mundo parece extraño, en principio no sabes muy bien por qué, pero pronto caes en la cuenta de que han desaparecido los rótulos de todos los locales, y cuesta diferenciar un bar de una cafetería o de un restaurante de lujo, o una mercería de la oficina de correos. Corres al kiosco, imagínate, y han desparecido todos los textos, no sabes cuál periódico es cuál, ni puedes identificar al líder árabe que aparece en la página tres de uno de ellos, porque no hay pie de foto, ni titular, ni texto, nada, ni siquiera reconoces a la actriz maciza que aparece en la sección de cultura y que han premiado en Cannes, ni qué columna pertenece a cada columnista, porque ni hay columna ni ese vacío vertical viene firmado. En la bibliotecas la gente erra azorada entre pasillos de libros vacíos e intercambiables. En los hospitales los médicos escriben recetas en blanco, en las farmacias los farmacéuticos no encuentran los medicamentos sin probarlos con antelación. La gente muere por falta de fármacos o intoxicada por dosis equivocadas. Los escritores, desesperados, se arrojan desde sus altas torres de marfil. Las cosas del mundo, ya sin nombre, se van mezclando unas con otras formando una masa informe en la que todas se confunden. ¿Qué avión es el nuestro? ¿Cómo ver la versión original subtitulada? Imagínate ahora que vas corriendo al muro detrás del instituto (ahora desierto, ya sin textos) después de tantos años y descubres, que aparte del corazón, la flecha, escritos con rotulador a trazo grueso, no quedan nuestros nombres ni nada de lo poco que quedaba de lo nuestro.

11 comentarios:

. dijo...

Sería la Nada, en todo su esplendor.

la cónica dijo...

qué duro, un amor (un lo nuestro, quise decir) del que no quede más que lo que está escrito. sin levantar sospechas, nos llevas a pasear por los periódicos vacíos cuando lo que nos esperaba era esto.

ralladura de coco: pienso en los teclados. sabría bien el lugar de las letras y aunque mi cabeza no pudiera nombrarlas, mis dedos tocarían las teclas en automático. escribiría sin querer la contraseña del correo, el pin de la tarjeta. nada saldría por pantalla... ¿qué pasaría? la cpu nunca supo leer letras...(ahí entro en bucle)

Absurdo Rutinario dijo...

El paseo me pareció genial.
Me entró el miedo en el cuerpo al saberme tan palabradependiente.

No me esperaba este desenlace.
Sorpresa.

Violeta dijo...

ME ENCANTÓ

;)

Txe Peligro dijo...

palabradependiente. me gusta.

vaderetrocordero dijo...

Pues estaba yo ayer leyendo el reportaje que publicasteis sobre el matemático ruso loco y pensé "esto sí que es un milagro de las matemáticas: que yo esté viviendo esta historia mirando un fondo blanco lleno de dibujitos".

Se acabaron los milagros.

Txe Peligro dijo...

ese repor era un poco malo con perdón. en otro medio que no recuerdo lo dieron mejor y más bueno

la chica de las biscotelas dijo...

este podría ser el comienzo de una novela de Saramago...
sabías que el hombre es hombre en la medida que a través de la palabra es nombrado como tal por otros hombres? qué lo que no se nombra no existe?...
me ha encantado esta entrada.
Gracias.

C dijo...

Si, claro que sigo ahí. Yo sabía que tú seguías aquí.

Txe Peligro dijo...

umpf!

C dijo...

¿"umpf!"?