martes, febrero 08, 2005

Antes malo que sencillo

Resulta, en vista de lo que veo por ahí, que reivindicar a una persona basándose en un su bondad no es más que reconocer su mediocridad. Si el principal rasgo de tu personalidad es que eres bueno empieza a preocuparte, amigo. Al menos a mi siempre me pasa igual:

- Menganito es un gilipollas.
- ¡Que va tio!, pero si es un pedazo de pan.

Es extraño pero parece que a mí todos los pedazos de pan me caen mal. De la gente se puede decir muchas cosas: que es brillante, que es cariñosa, que es nerviosa, o neurótica, o guapa, o fea, o, incluso mala, pero eso de decir que es buena a mi siempre me dió mal rollo. Si te consideran uno de esos santos anónimos seguramente es porque no tienen nada que decir de tí. O que, simplemente, eres corto de luces. Y no es que tenga preferencia por la gente mala, pero lo cierto es que todos lo somos bastante y, al fin y al cabo, los personajes más interesantes de las historias que se cuentan siempre son los malvados.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace un par de días que sigo tu blog y he de decirte que inequívocamente las ideas que has matizado ha derivado en un punto de inflexión importante para mí. No sólo estoy de acuerdo,sino que de hecho también prefiero infinitamente la gente mala. Es más, has obviado la cuestión de que muchas veces la bondad conduce irremediablemete a la desconfianza; el silencio a veces viene revestido de engaños e hipocresía.

Sin ir más lejos, yo misma no me fío de los típicos niños buenos que aún por encima se jectan de ser la ostia de buenos.

Ale dijo...

yo por eso soy alevosa