sábado, diciembre 22, 2007
Nosotros salimos
miércoles, diciembre 19, 2007
con mi almohada.
La abrazaba con mis piernas
y su cuerpo se amoldaba a mis deseos.
Era blanda, menuda y amable,
olía a suavizante.
Nunca la valoré lo suficiente
mientras estuvimos juntos,
imaginaba que ella era otras mujeres
-compañeras del colegio,
modelos de revista,
la que fuera-,
le era infiel de esta manera.
Comprendí mucho después
que ella era mejor que muchas otras,
aun careciendo de la piel y del aliento,
aun estando rellena de plumas.
Ella fue mi maestra.
Después de hacerlo
apoyaba en ella la cabeza.
viernes, diciembre 14, 2007
Evento
lunes, diciembre 10, 2007
sobre tu cuerpo, silencio roto, pistones en tu pecho
y cuerdas tensas en tu clavícula y tu cuello,
contrapunto de tu aliento con mi aliento,
armonía de muelles, sábanas revueltas,
sudor y teclas que muerden labios,
la lengua experta, explora, conoce, húmeda, calla,
fusas, semifusas, clave de sol en tu caderas.
La palabra duerme, enmudece, nunca despierta,
solfeo entonces sobre tu cuerpo, acordes que arranco
a la pálida piel, el oído escucha, la boca inútil
sino es para eso, para qué la palabra,
para qué los conceptos:
la música discordante y átona del sexo
retumba entre nuestros cuerpos.
miércoles, diciembre 05, 2007
y tu cuerpo la geometría curva
en la que sucede el mundo.
Con lengua exploradora
avanzo palmo a palmo,
sondeo, palpo, mido, trato
de entender el mensaje
cifrado de tus pecas,
el significado oculto
que duerme entre tus piernas.
Me voy por la tangente,
adoro más que a Dios
las cavidades cóncavas
de tus clavículas.
viernes, noviembre 30, 2007
SuperLudwig
lunes, noviembre 26, 2007

tú querías ser Arthur Rimbaud.
poner color a las vocales.
recibir la bala de Verlaine. arañar con tus dulces zarpas
las almas de la burguesía. y huir con toda la gloria.
a los diecinueve años. con la carne aún blanca
y blanda. y la sensibilidad extenuada.
cagándote en Dios, ciego de absenta y láudano.
tú querías ser Guy Debord.
derrumbar la sociedad como objetivo. destruir
el Espectáculo y hacer de la vida cotidiana una revuelta.
buscar, debajo de cada adoquín, una playa. al final
sentir el hierro negro, frío y pesado contra tu paladar,
apretar entonces el gatillo. a los sesenta y tantos.
arruinado por el alcohol, ya casi muerto.
tú querías ser Johnny Rotten.
Dios Salve a la Reina. en los escenarios
de toda Inglaterra, manifestaciones puritanas
a las puertas de los bares.
me importa un cojón: Sid y Nancy consumidos con la droga
y ningún futuro para nadie. los dientes verdes
y un lugar de honor en la historia del (punk) rock.
querías agarrar la Tierra con los dedos.
hacerla retumbar contra los Cielos.
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En la imagen el Autor - ¿o debería de decir curita?- somnoliento.
jueves, noviembre 22, 2007
Premio!
Aquí va el microrrelato que envié y, de oferta, otro que no envié pero que me gusta más.
Delicias-Méndez Álvaro. Duración del viaje dos minutos treinta. En la ventana fábricas abandonadas, naves industriales, bloques de edificios en ladrillo visto, chimeneas. Rachid, 34, obrero de la construcción, se sienta, cansado después del trabajo. Deja su mochila en el suelo, cerca de su pierna. Matilde, 41, secretaria, mira asustada la mochila. Ramón, 67, jubilado, mira alternativamente a Rachid y a esa mochila. Nuria, 24, estudiante de Económicas, desea llegar cuanto antes a la próxima parada. Llegada a Méndez Álvaro. Rachid coge la mochila, se va a casa, le queda otro trasbordo. Matilde, Ramón, Nuria, se sienten un poco tontos.
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Cruza el tren la ciudad que se deshace lentamente. Él tiene 32 y ella no pasa de los 20. Él ve por la ventana: polígonos, bloques, fábricas abandonadas, ella va a fumar al baño. A la vuelta él y ella se cruzan la mirada. Ella va sentada enfrente, él también, según se mire. Ella juega con su móvil, él la mira de reojo, levanta ella la mirada, él, interceptado, abre el periódico. El tren se para. Ella se baja. Él ve como se aleja. Ella no se da la vuelta. El tren se va, como otras veces.
Salud.
Una foto del Autor leyendo el relato junto al Sr. Reverte aquí, en un diario digital.
lunes, noviembre 19, 2007
Enemigo
ayudad a los más desfavorecidos.
amad al prójimo.
echad pasta en el cepillo (y en la máquina automática de velas).
Ellas a su vez adoctrinan a sus nietos con palabras de la Biblia
ofreced la otra mejilla.
lo valioso es dar cuando no tienes, no cuando te sobra.
es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que un rico entre en el Reino de lo Cielos.
Y los niños, antes de dormir, escuchan atentos y asombrados las vivencias del judío galileo. Y a veces, los más listos, plantean el dilema que ninguna abuela se atreve a resolver: pero abuela, Jesús era un jipi, ¿verdad?, con ese pelo largo y predicando el comunismo.
Los domingos por la tarde van del templo a la confitería como un grupo de gallinas. Toman chocolate y el pastel más caro, tratando de disimular que tienen una pensión de mierda, dando a entender que jamás entrarán en el Reino de los Cielos (al menos no antes que el camello por el ojo de la aguja). Y allí cotorrean sobre Elena, la hija de Paquita, que parece una putilla, sobre Jorge que yo creo que se droga, y los nuevos inquilinos del cuarto que son -seguro- terroristas. Sobre tanto marica que se casa y sobre la desmembración de España. Cada cuatro años dan su voto a la derecha que ya está bien de tanto moro que llega a nuestras tierras.
Ayuda a los desfavorecidos, ama al prójimo como a tí mismo: mentiras al igual que democracia y socialismo. Las viejas que salen de misa, ellas son el Enemigo, que si ahora apareciera Jesucristo les faltaría tiempo para escupir en su camino.
lunes, noviembre 12, 2007
más arriba, más abajo, donde no podía tocarme,
donde el dolor, donde la herida que se abre cómo un pétalo
que huele a miel pero es veneno.
Que era muerte y Dios y cielo al mismo tiempo
línea de horizonte e infinito,
huracán y suave brisa,
y yo era escoria, desecho, despojo, desperdicio,
residuo de un hombre suplicante de rodillas,
títere vencido, pelele, marioneta.
Pero a veces me hacía creer que yo era bueno,
que había algo en mí que era valioso,
para luego mostrarme la verdad obscena:
que ella era sucesivamente el mundo
y yo era cada vez menos,
nada más que mugre entre sus dedos.
martes, noviembre 06, 2007
Memoria
miércoles, octubre 31, 2007
Mudanza. Último día.
guardar la casa en las cajas,
moverme a otro sitio,
tirar a la basura las cosas que olvidasteis,
recordar lo que queda dormido
entre estas cuatro paredes
que pintamos en rojo
cuando llegamos aquí.
Mañana otros vivirán en este sitio,
el tiempo cubrirá todas las cosas
como una fina capa de ceniza,
se disolverán en la memoria las palabras
que dijimos tantas noches,
las fiestas aberrantes,
lo mal que a veces lo pasamos,
todo aquello.
Todavía queda mucho por hacer,
arreglar una persiana,
fregar muy bien los suelos,
devolver cuatro juegos de llaves
que vosotros usasteis
cuando llamabais a esto hogar,
y ahora queda vacío.
Tal vez algún día encuentren
una foto nuestra extraviada bajo un mueble
y se pregunten quien era aquella gente
con la mirada colmada de futuro.
Lo mismo nos preguntaremos entonces
cuando el paso de los años
nos haya hecho irreconocibles
incluso ante nosotros mismos,
y nada de este piso parezca ya
pertenecer a nuestras vidas,
tan familiar y tan lejano,
tan extraño, al fin y al cabo.
viernes, octubre 26, 2007
Yo viví con un bakala
A semejante pájaro le escogimos como compañero de piso, para ocupar la habitación que quedaba libre. Rocío y yo nos negamos de plano, pero Ale nos acabó convenciendo (cosa que, si estás leyendo esto, Ale, nunca te perdonaremos) de que no era tan mal tipo, de que al menos era fiestero y de que, sobretodo, necesitábamos el dinero del alquiler urgentemente. En la bizarra convivencia con Ángel pudimos ver sus chándales rosas, sus continuas pérdidas de trabajo como informático para acabar descargando fruta en Mercamadrid durante la noche, esas ojeras después de currar de madrugada que le asemejaban al mismísimo Batman, los robos de ordenadores portátiles a las empresas en la que tuvieron la mala idea de contratarle y hasta la sustracción de teléfonos móviles a compañeros de curro que no le caían en gracia. Su tatuaje de un idiograma japonés en todo el cuello cambiaba de significado cada día y la que en principio presentó como su novia, resultó ser la novia de un amigo a la que se cepillaba. También sufrimos su etapa de DJ de poca monta, los temazos de bakalao con cantadita que se marcaba durante las horas de plácida sobremesa, y sus continuos retrasos en el pago de facturas y alquileres. Aún así Ángel vivía la tragedia de desear ser un hombre fiable, un hombre de verdad, cuando no era más que un tirado. Por eso le gustaba hablar con propiedad, como si fuera un hombre culto, aunque leer, como decía él, lo que es leer, no leía mucho. En ocasiones, cuando llamaba a las empresas buscando trabajo soltaba expresiones como: “aún no barajo esa franja de horarios” o “me considero efectivo y polivalente”. Nada más lejos de la realidad. La mañana que fui a su cuarto a cobrarle el último mes de alquiler había desaparecido con las pocas cosas que almacenaba en una esquina de su sucia caverna. Se había fugado en mitad de la noche, en nuestras narices, dejando tan solo unos asquerosos zapatos que se solía poner cuando quería ser elegante, cosa que nunca consiguió, y mucho menos en su huida.
Que te vaya bien, neng, o al menos un poco mejor. Pero no mucho.
martes, octubre 23, 2007
Otoño revisited
me siento colilla, escupitajo, calamar,
absurda figurita de Lladró.
Y vendréis hablando del romanticismo del otoño,
enfundarse un abrigo rojo, la bufanda, la boina
puesta de lado y caminar por el Retiro
arrastrando la hojarasca ocre a cada paso.
Y yo me levanto y digo No:
que se quiebre el cielo y pase la luz,
que brote un tímida primavera en cada cuerpo.
Que extiendan terrazas en mi pecho.
viernes, octubre 19, 2007
Nucleosíntesis
Sus átomos, señora, fueron creados en el interior de una estrella.
jueves, octubre 11, 2007
El tiempo y tal
Que la repetición, la circularidad es lo que hace patente la naturaleza del tiempo es claro. Así gira la tierra cada año alrededor del Sol y cada día rota en torno a su eje, así pasan y vuelven las estaciones, las vueltas ciclistas, los gobiernos socialistas, las guerras y mis periódicas visitas a Asturias. Oviedo otoñea muy bien, con su parquecito ocre, su cielo plomizo y la flema asturiana, y mamá me comunica a la llegada que tiene una sorpresa: ha comprado dos lubricantes. ¿Dos lubricantes?, repongo asustado, sí, dos lubricantes, confirma mamá, ¿lubricantes del coche o lubricantes vaginales?, pregunto yo, lubricantes, hijo, como las langostas; entonces mamá cae en la cuenta que los bichejos que guarda en la cocina son en realidad bogavantes, y después se ríe, vaya lapsus. Nos acercamos a verlos, mamá los saca de la nevera y los pone sobre la vitrocerámica. Ojalá estén muertos, dice, pero no están muertos, todavía hacen agónicos movimientos sobre la encimera. Nos quedamos los dos un buen rato observando las patas de los bogavantes, moviéndose muy lentas, la espuma que uno de ellos escupe, y yo me pregunto cómo dos animales tan feos, cómo dos pequeños monstruos con enormes pinzas atadas pueden conmoverme de tal manera y producirme tal ternura, cómo es que siento tanta angustia al imaginar a los lubricantes finalmente sumergidos en agua hirviendo. Mamá, sin apartar la mirada de los mariscos dice, no sé qué será peor si agonizar de esta manera o morir en un momento escaldados en la olla. Y todavía nos quedamos un buen rato más mirando, en silencio, fascinados por la vida que se acaba lentamente, hipnotizados ante la muerte que acontece ahí delante, en la cocina.
sábado, octubre 06, 2007
la que trata de abarcar la vida, romper el muro, saltar la valla,
cavar el túnel que escapa horadando la tierra y sale a la luz
si es que esa luz existe. He aquí al hombre asustado,
su verbo indeciso, la voluntad endeble, el inútil timonel
de un barco a la deriva que es un hombre, que encalla
en cada playa atraído, ebrio, por los cantos de sirena.
Y por favor que haya esa luz, que exista y sea cálida,
que ilumine al menos el final del camino,
la meta extraña, el muro, la llegada
después del hambre y la sed,
el puerto donde atracamos para olvidar el sudor,
que nos digan cuando vamos a llegar,
si es que llegamos algún día
y es tal y como creíamos.
lunes, octubre 01, 2007
Bestiario
Del naufragio nos enteramos a los pocos días. El hecho de que los libros salieran a flote formando en la superficie del océano una gran mancha blanca de pasta de papel ayudó a la localización del barco y en las labores de rescate. Desgraciadamente nadie halló su cuerpo ni su luenga barba. El arca se había hundido y él, como un Noé a la inversa, se había perdido para no volver en las profundidades azules, tal vez atraído por los peces abisales.
miércoles, septiembre 26, 2007
Cicatriz

aún se adivinan los puntos sobre mi dedo tres siglos después
aunque sane la herida queda siempre la cicatriz
sábado, septiembre 22, 2007
cuando te miro y tú miras al techo o al cielo,
me pones punk y me lo juego a suertes,
si sale cara tomo tu cara
y sello tus labios con mis labios,
si sale cruz hacemos un juego:
yo me tumbo en la cruz,
tú me clavas los clavos.
No hay nada que aprecie
más en ti que el desprecio,
ese muro aviva el deseo.
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Esta semana Txe Peligro en DULCE ARSÉNICO:
http://dulcearsenico.blogspot.com
Y además, Txe Peligro galardonado con el prestigioso tercer premio "María Giralt de Relato Corto"
Weah!
miércoles, septiembre 19, 2007
también la cama, la sábana, el suelo, las paredes, la ventana,
la luz, la esperanza, el espinazo de la noche, la mañana.
Y al fin despierta y su mirada neonata extrae de nuevo la belleza
de allí donde se posa, y va mirando el mundo somnolienta
y el mundo se descubre ante ella, paso a paso, parte a parte,
trozo a trozo deja el sueño, cobra entidad de nuevo todo,
el cielo se despliega, la tierra se hace sólida y caliente,
se disuelve la herrumbre allí donde ella mira.
Ya es de día,
todo suena y todo vibra.
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esta semana Txe Peligro en DULCE ARSÉNICO: http://www.dulcearsenico.blogspot.com
lunes, septiembre 17, 2007
entre el atentado y la fiesta, desde la guerra
a las páginas del libro donde algún día dormirán
estos poemas, falta el aliento y no basta el latido
de un pulmón para suplir de aire a esta hoguera.
Cre-pi-to, me consumo, y he aquí una brutal
metáfora de esta opresión: un yunque sobre el pecho,
y más abajo, las chispas que desprenden dos cuchillos
que se cruzan en mi vientre demandando ansiolíticos.
Lexatin, Orfidal, la paz química se impone suavemente
en el sistema nervioso desbocado, se doman los caballos
en la entraña de la mente que tantas veces
se convierte en ese cuerpo al que le falta el aliento,
que vive a la carrera, y se queda exhausto,
sin resuello.
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esta semana Txe Peligro en DULCE ARSÉNICO: http://www.dulcearsenico.blogspot.com
miércoles, septiembre 12, 2007
Ale ya no vive aquí
Suerte.
viernes, septiembre 07, 2007
Algunas reflexiones sobre la sociedad de mercado o El capitalismo me robó la virginidad
2. Los Lazy Beggars son unos mendigos que ustedes conocerán si se mueven por Madrid en invierno, en Caños de Meca en verano, además de otra miríada de lugares del mundo. Son esa estrambótica pareja que inventaron eso de poner varios tupperwares en el suelo cada uno con una leyenda: “para comida”, “para birra”, “para cocaína”, “para resaca”. “Al menos somos sinceros”, es su leiv motiv. Los Lazy Beggars son el primer grupo de pedigüeños que han adoptado técnicas de publicidad y marketing, aunque algo toscas, y, de hecho, disponen de una página web donde explican sus motivos, sus biografías y sus movimientos por el ancho mundo, además de una extensa galería de fotos donde posan con alguno de sus benefactores anónimos. Según se puede leer en el sitio web la máxima de su precaria filosofía es “ofrecemos más que los otros, cambiamos limosna por provocar una sonrisa”. Juzguen ustedes.
3. De niño pasaba algunos sábados con mi tía, cuando mi madre salía. La ruta era la siguiente: misa, corteinglés, macdonalds. Después de soportar el tedio que le supone a un niño la eucaristía mi tía me daba un largo paseo por todas las secciones del centro comercial. Primero yo la acompañaba mientras ella veía todas las cosas que le interesaban y luego ella me recompensaba con un juguete de la última planta. Así me pagaba por el tedioso tiempo en la iglesia y en la sección de ropa de mujer madura y relojes lujosos. Por si no fuera suficiente, luego, para extasiarme, me convidaba a un Happy Meal en el fast food del payaso siniestro, con lo cual yo me sentía doblemente recompensado. Era feliz, créanme.
4 . Pero todavía queda la esperanza, puede haber aún un revulsivo que trastoque las cosas para siempre y las ponga del revés. No sé si ustedes se han fijado, pero antes, en los lugares donde se despacha en varios puntos, véase cines, restaurantes de comida rápida, oficinas de correo, los clientes solían formar una cola delante de cada uno se esos puntos, de modo que, en virtud de la Ley de Murphy, uno siempre se ponía en la cola que avanzaba más lento. Pero ahora, tras algunos años, la gente ha decidido espontáneamente formar una única cola que se distribuye entre todas las taquillas o cajas, avanzando más rápido e igual para todos. Es un proceso de autoorganización similar a los que ocurren en la base de la biología y que se ha llevado a cabo durante un tiempo propio de los procesos evolutivos o geológicos. Un detalle que le hace a uno creer de nuevo, al menos por un momento, en el ser humano y albergar una pizca de esperanza en una sociedad autogestionada e igualitaria. Que así sea. Salud.
miércoles, septiembre 05, 2007
Momentos de la vida del artista
A veces ocurre: uno sale de unos líos para meterse en otros, ya ven, mi agosto en Oviedo fue caótico y bombástico, y durante las últimas jornadas casi desfallezco inmerso como estaba en una vorágine de nocturnidad, estudio y todo tipo de angustias y ansiedades. En mi primera jornada de vuelta Madrid tuve el examen de Atmósferas Estelares, la asignatura más pétrea de la especialidad de Astrofísica. Creo que nunca había sufrido tanto con la preparación de un examen pero finalmente me sorprendí a mí mismo haciendo la prueba mucho mejor de lo que esperaba; todavía está por ver si la profesora, una de las más duras corrigiendo y con la que ya tuve muchos tormentos en otras ocasiones, piensa la mismo. Después del examen, y por motivos personales de los que prefiero no hablar, volví a chapotear en viejos fangos que ya deberían estar resecos y olvidados pero que inopinadamente han vuelto a escena. Una de las cosas que más me desespera es la imposibilidad de la comunicación entre las personas y no tanto porque el lenguaje sea defectuoso, que lo es, sino por las pocas ganas que tenemos unos y otros de entender nada de lo que ocurre y por la forma en la que vivimos instalados en la subjetividad, que al final es la única realidad que existe últimamente. Al final tuvo solución, no teman.
Ahora lo que me queda este mes es acabar la carrera en cuatro incómodos pasos, los cuatro exámenes que trufan mi futuro hasta finales de septiembre, cuando llega el abismo. Vuelvo a sentarme en bibliotecas repletas de estudiantes y compruebo desesperado que ellos son cada vez más jóvenes y yo cada vez menos, y rezo secretamente para que ésta sea ya la última convocatoria de mi vida, que ya me vale. Cuando coges años compruebas, algo horrorizado, que los hechos más nimios son agudos cinceles que perfilan la estima hacia uno mismo; y se ve uno azorado y ansioso por los acontecimientos futuros, por las puertas que habrán de cerrarse para que la existencia transcurra por caminos unívocos y rectilíneos hasta configurarse esa rutina ignominiosa que debe de ser lo que llaman vida adulta. Propongo una vida múltiple y expansiva. Y que no llegue el otoño, que da miedo.
domingo, septiembre 02, 2007
Tres amigos
Yo penetraba su vagina y tú le introducías al mismo tiempo tu miembro erecto por el culo; allí, dentro de ella, y a través del trozo de carne que separa el coño del recto, sentía el roce de tu verga, como dos espadachines cruzando sus espadas. Ella gemía, gritaba, farfullaba obscenidades y parecía poseída por todos los demonios del vicio sodomita, hasta que llegaba Juan y la dejaba muda en un instante con lo suyo. Era hermoso aquel silencio y era hermoso aquel amor.
jueves, agosto 30, 2007
Basado en hechos reales
Ramón ojos perdidos,
baba en el labio, mente de crema,
se lo monta en el pueblo
con su hermana pequeña.
Como el musgo,
como el moho en la nevera,
brota silenciosa la vida,
en el útero ignorado.
Algún remedio casero,
el hechizo de la abuela,
los ritos ancestrales,
arrancan el tubérculo del vientre,
lo entierran en estiércol,
quizá no eche raíces.
Su viejo pastor alemán,
ya casi muerto,
halla escarbando el tesoro ignominioso.
Se pasea un domingo soleado por el pueblo,
después de misa,
con el feto entre los dientes.
martes, agosto 28, 2007
siempre amaba a escondidas.
Nocturno y débil su abrazo.
Su amor, trémula llama.
Falaz promesa su boca.
Tras ser descubierta amando,
su cuerpo abrazó la sombra,
expiró el minúsculo fuego,
sus labios albergaron piedras.
Enterrada en vida
entre adulterio y vergüenza,
su candoroso cadáver
fue cubierto de tierra.
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Ana tenía la cabeza llena de pájaros.
Su corazón, un nido de gorriones.
Decidió hacerse ornitóloga,
tratando de cambiar algunas cosas.
Conocer los animales que te pueblan,
no es garantía de acabar con ellos.
Melancólica se tiró de un puente alto,
pensando que volaba.
lunes, agosto 13, 2007
Una estrella
Qué tristeza, Samantha, haberte amado tanto mientras tú amabas a otros.
miércoles, agosto 08, 2007
Caños de Meca
Dicen que todo comenzó cuando unos jipis, aprovechando el agua dulce que cae por los acantilados que delimitan las playas para lavarse y beber, y las cuevas que hay en lo bajo de estos acantilados para cobijarse, se instalaron en este lugar por primera vez. Pero eso es solo la leyenda, claro, de la fundación de Los Caños de Meca. Éste es uno de los lugares más hermosos y encantadores que existen. Aquí el sol cae a plomo sobre el mar hasta sumergirse en la línea del horizonte, cada tarde que termina, y el cielo se tiñe de violeta hasta que la esfera de fuego, cada vez más roja, desaparece completamente oculta por el borde del planeta. Y es grato dejarse arrastrar por la vida fácil que transcurre perezosa bajo la luz abrasadora que broncea nuestra piel a mediodía, cuando el sol está en el cenit, ingresar en ese orden de excepción donde al segundero le cuesta conquistar cada fragmento de tiempo a cada hora, abandonar el cuerpo y el alma al rumor insistente y eterno de las olas lamiendo cada cala, al paseo de la tarde por la arena, al tinto de verano que fluye incontrolado de los grifos de los chiringuitos y la Jaima. Aquí casi no hay nada, el pueblo -que no es pueblo sino solo un puñado de casas- se vertebra a lo largo de una única calle o carretera recorrida insistentemente de extremo a extremo por los pocos que allí pasamos una parte del verano -tanto que pronto se reconocen los cuerpos y las caras y se crea una leve fraternidad o confianza- y salpicada por los cinco o seis establecimientos donde uno puede beber o comer pinchos morunos sentado en sillas de mimbre y escuchando la música alegre y pausada que todos los hosteleros eligen aquí para llenar el aire. Y sobretodo El Camaleón, ese camping asilvestrado donde, hace algunos años, todo estaba permitido, y donde acampamos, en compañía de fabricantes de pulseras y colgantes y vendedores de hashís, debajo de la sombra trenzada por miles de ramas de pino y vivimos inmersos en una dulce desidia, a mitad de camino entre la naturaleza y la civilización. En los días más claros se ven los montes marroquíes recortando el horizonte, donde se acaba el mar de nuevo, porque todo se acaba en algún sitio, eso es claro, y esto se acabó ya hasta otro año.
jueves, agosto 02, 2007
Vamos
jueves, julio 19, 2007
Tamagotchi
En aquella época nos comprábamos antes una guitarra eléctrica que unos technics. Tratábamos de emular a los Pixies y no a James Holden. El grunge hizo mucho daño a nuestra higiene postural. Todo el día encorvados, sujetando los pantalones que se nos caigan. Pero más daño nos hizo la práctica del skate. Nuestros cuerpos adolescentes enteramente magullados. Lo peor, sin duda, era el tamagotchi. De tamago, huevo y chi, afecto, en japonés. El huevo del afecto. Se llamaba Pablito, el tuyo, decías. Recuerdo tu cuerpo desnudo perlado de sal en una playa de Cádiz. Cuando aún no habían construido todos esos hoteles en la costa. Buscabas tu tamagotchi en el capazo a cada rato para darle de comer. Le quitabas la arena. Recuerdo también el viaje en autobús hasta el Pop Festival, en Badalona. Te pasaste todo el trayecto preocupándote de que Pablito fuera bien dormido. No hacías otra cosa, no prestabas atención a mis palabras. Recuerdo, sobretodo, la tarde de domingo en la que nos desvirgamos. Sobre la cama de tus padres. Y cómo después de hacerlo te pusiste histérica porque Pablito había desaparecido. Finalmente lo hallaste perdido entre las sábanas húmedas. Estos son solo algunos ejemplos. Siempre sospeché que querías más a ese puto aparato que a mí.
Tal vez te llame un día de estos para preguntártelo. Debe estar ya muy crecido. Ese Pablito.
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Este texto y el anterior fueron compuestos para el proyecto Canciones en Braille de la cibercompañera eme. Lo podéis ver en su blog Polaroid Mondo
domingo, julio 15, 2007
Yogur
Que éramos pegatinas.
lunes, julio 09, 2007
Pequeñas perversiones
María ya nos parecía una macarra y aún teníamos trece años. Tenía unas espesas cejas negras y el cuello lleno de mordiscos. Nos hablaba de sus múltiples amantes: el motero que la paseaba en su Harley, el camionero que le llevaba en su camión a sitios raros. Una vez faltó a clase durante unas semanas, a su vuelta dijo que un marinero se la había llevado en barco a cruzar no se qué mares. Por alguna extraña razón que se me escapa todos aquellos hombres mitológicos tenían la insólita obsesión de hacer viajar a María en sus respectivos medios de locomoción. Yo, que no tenía ninguno de esos medios, podría haberla llevado entre mis brazos, pero era enorme y, además, fea. María también manejaba algo de material porno, principalmente una revista titulada Polvo Violento, que decía encontrarse cada mes en una papelera de su barrio.
A Gabriel le sorprendieron durante un recreo encerrado en clase cascándose una paja con la revista futbolera Don Balón. No se qué ha sido de él ni que excitación encontraba en las fotos de las plantillas de los equipos de la Liga.
Hace años, muchos años, que abandoné aquel colegio. Las noticias que ahora me llegan hablan de drogas y otras cosas. Como una adolescente de la que se difundió un video casero en el que se masturbaba mientras decía, entre sollozos, quiero ser tu puta. Era un regalo para su novio que fue interceptado y divulgado, tal vez por él mismo, en un fascinante momento de irresponsabilidad. Tanto que la niña, dicen, tuvo que dejar el colegio y, su familia, la ciudad. Pero esto son solo rumores.
La ignorancia nos hacía perversos polimorfos. Íbamos, todo hay que decirlo, a un respetable colegio de pago.
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Los nombres se ha modificado para proteger a los culpables.
El otro día recité para presentar el libro, veanlo pinchando aquí.
miércoles, julio 04, 2007
Imaginaria (fragmento)
Las cosas que aún no han ocurrido son siempre mejores que las cosas que ya han tenido lugar porque cuando todo está todavía por delante uno puede imaginárselo en cinemascope, con los mejores colores, en días soleados, y tu sonrisa es perfecta y no hay ni una sola arruga en tu falda y todo sale siempre bien. Después, cuando el presente alcanza al porvenir y se funden en una misma cosa -y luego se convierten en pasado- siempre aparece una nube inoportuna que ciega al sol o un bordillo con el que te tropiezas para caer sobre un charco o una gota de café que se precipita sin piedad sobre tu falda. Lo múltiple, las infinitas posibilidades, se convierten en lo uno, se concretan, toman cuerpo, se almacenan en la experiencia y entonces ya solo se pueden recordar, y la memoria no es la expectativa, es siempre más gris y al final se pierde en las brumas.
Por todo esto, cuando alguien se va, lo más triste no es recordar las cosas que habéis hecho juntos, sino caer en la cuenta de que no llegarán esas cosas que habíais planeado hacer -las habías visto en tu cabeza, en los mejores colores, en días primaverales, perfectas- y que nunca ocurrirán.
martes, julio 03, 2007
Madrid Grotesque
Hay una anciana diminuta que pide limosna. Lleva en una bandeja una muestra de cajas vacías de los medicamentos que necesita. Gelocatil, cosas así. Las arrugas que surcan su rostro son tan profundas que podría esconder en ellas todos mis secretos. Y no son pocos.
Hay una mujer arrodillada en el suelo durante horas, con la frente golpeando rítmica y levemente el asfalto. Va vestida de negro y repite un lamento, una oración, algo así como mantra que nadie entiende. A nadie parece, por supuesto, importarle.
Los viandantes pasamos caminando al ritmo fuerte de nuestros auriculares, en brazos de la prisa. Los miramos sorprendidos las tres primeras veces. Luego aprendemos la pericia de esquivarlos, haciendo a veces acrobacias imposibles. Una vez superados los escollos miramos al frente y comprobamos reconfortados que el mundo sigue ahí. Todo en su sitio.
sábado, junio 30, 2007
Hostias Gratis
Salgan a la calle. No sean moñas. Hay que dar más bofetadas. A cualquiera que se cruce. Lo merecen. Salgan a la calle con un cartel que diga: Hostias Gratis.
miércoles, junio 27, 2007
Veintisiete

En fin. Allá vamos.
domingo, junio 24, 2007
Polillas
Una tarde el bibliófilo empedernido descubre con gran disgusto polillas en su biblioteca –que viene a ser lo mismo que su casa-, insectos del orden psocópteros, según lee en la enciclopedia, que a veces invaden las bibliotecas apolillando los volúmenes encuadernados, en busca de los hongos que crecen sobre la cola.
Esa noche el bibliófilo empedernido va al bar a beber, tratando de olvidar el problema de las polillas. Allí siempre le ocurre lo mismo: es tal su atractivo, es tal la atracción que producen la indiferencia y el rechazo, que todas las mujeres tratan de trabar conversación con él y de llevárselo a la cama al final de la noche. Hoy hay una especialmente insistente, es hermosa y tiene unos grandes ojos verdeamarillos, los parroquianos del bar no le quitan los ojos de encima a sus movimientos felinos. El bibliófilo empedernido, ya desesperado, le pide por favor que le deje en paz, que ya tiene bastante con lo suyo.
Cuando cierran el bar, el bibliófilo empedernido se encuentra, en el camino de vuelta, a un simpático gatito perdido en un callejón. Le hace gracia y decide recogerlo. Al llegar a casa el gatito salta de sus brazos y antes de tocar el suelo sufre una alucinante metamorfosis que le transforma en la mujer que antes, en el bar, trató de ligar con él durante horas. Una mujer-gato. El bibliófilo empedernido le muestra a la mujer-gato el camino a la habitación, abre la cama y mientras se quita los pantalones piensa resignado, bueno, tal vez mañana se desayune a las polillas.
jueves, junio 21, 2007
Papá
Felipe solía pensar en los mártires de la Iglesia. Cuando su padre le ponía a cuatro patas sobre la mesa. En aquella misma cabaña. Y se repetía que había que soportar el dolor para ser piadoso. -Como Catalina que sufrió el suplicio en una rueda de pinchos. O Simón Pedro, crucificado boca abajo.- Mientras su padre le violaba. Y el fuego proyectaba sus sombras temblorosas contra la pared de madera. Esto Felipe nunca me lo dijo. Esto Felipe se lo callaba. De esto me enteré el día de su entierro. Cuando una voz amiga me lo susurró. Y ya metían su ataúd en el nicho. Y todos nos preguntábamos por qué se había quitado la vida. Y además, de aquella forma. Tan horrible.
martes, junio 19, 2007
Un proxeneta francófilo
Me gusta imaginarla comiendo unos crepes en la terraza de un bistró del Montmartre: el plato sobre un mantelito de cuadros rojos y blancos, dando un sorbo a cada rato a una fina copa de vino francés. Después un cigarrillo de señorita, ponerse la boina verde oscuro, la bufanda roja y callejear envueltos en el otoño charlando hasta llegar a casa. Pero esto es lo que hay: las lentejas de su madre con unos trozos de chorizo, el plato de vidrio transparente y un mantel de plástico blanco amarilleado. Después la colocaré en una esquina tras acariciar su pelo grasiento.
Menuda mierda, ¿verdad?
Aunque he de confesar, en petit committe, que yo no soy Jean Paul Belmondo en aquella película de Godard, ni sé morder ni dar vueltas a un cigarrillo Gitanes entre mis labios –que no son carnosos sino escuálidos- como Jean Paul persiguiendo a Jean Seberg. Solo soy Avelino, chuloputas del sureste de Madrid, y aprendí a escribir así de bien leyendo el Marca y las crónicas taurinas con un solysombra en la mano apoyado en las barras metálicas de las tabernas de mi barrio, inmerso en el humo y el sonido de la máquinas tragaperras; aunque siempre he soñado con conocer París y a sus putas, y perder allí la cabeza. Mi principal ocupación por el momento, y mientras permanezca aquí y no vagando a la deriva por la capital de Francia, es soltar a Manuela, digo Vanessa, cada noche para que se saque algo de dinero, la pobre, que con lo de la droga no tiene bastante, y luego darle una petite paliza para que me entregue el dinero que recauda y no se olvide de que la quiero, ma petit cherie.
viernes, junio 15, 2007
Chicago-Madrid egotrip
Un tórrido viernes de principios de verano de 2007. Facultad de Filosofía de la UCM. Madrid. Txe Peligro espera sentado en un aula a que comienza su examen de Filosofía de la Física. Hace calor. Sus compañeros parecen nerviosos. Nadie sabe bien que puede caer, nadie tiene nada claro lo que ha estudiado. Los alumnos de filosofía no alcanzan a comprender las partes matemáticas del temario. Los alumnos de física no consiguen estudiar correctamente textos largos plagados de citas y referencias a autores de nombres extraños. Txe Peligro, hombre de ciencias y letras, comprueba el estado de sus bolis Bic. Correcto. Llega el profesor Rivadulla, sonriendo. La tensión se palpa. Reparte papel. Txe Peligro coge cinco hojas. La pregunta es: Límites clásicos en física y su papel en la racionalidad de las revoluciones científicas. Bingo. Txe Peligro comienza citando al Kuhn de The Structure of the scientific revolutions, 1962. Después desarrolla someramente la teoría kuhniana y amplía con algo de Feyerabend y las críticas a Popper y al neopositivismo. En el siguiente párrafo describe los casos límite de las teorías de la física moderna, relatividad y mecánica cuántica, citando la posición de varios filósofos al respecto. Es hora de ensuciarse las manos: matemáticas. A partir de la ecuación de la geodésica en Relatividad General y con las ecuaciones de Campo de Einstein reduce la teoría de Einstein a la mecánica de Newton. Deriva más de lo mismo a partir de la ecuación de Schrödinger de la mecánica cuántica y del teorema de Ehrenfest. Demuestra la invariancia de la masa en todo sistema de referencia. Etcétera. Todavía le queda tiempo y ánimo para disertar sobre la tesis de inconmensurabilidad. Las revoluciones científicas son racionales, concluye. Se levanta, con las cinco hojas repletas, no le falta ni le sobra un espacio. Han sido cinco hojas justas. Perfecto. Las entrega dobladas al profesor Rivadulla y sale de la clase con andar cadencioso, al ritmo del hip hop que suena en su cabeza. Va al baño de alumnos y saca su gran glande rosa delante del espejo. Puede escuchar los gritos de las animadoras que están subidas a los urinarios meneando el culo. Es el puto delirio. Solo le falta ser negro. Es el mejor.
miércoles, junio 13, 2007
con barcos destructores y armas biológicas,
ataque preventivo al corazón plagado de mentiras
y de muerte de cosas que esperaba
como espera uno lo imposible,
como espera uno la mano pálida
que venga cualquier mañana melancólica
a salvarnos, ataque a la ilusión bombardeando
las costas cenagosas de mi cuerpo,
las ciénagas perdidas donde tantas
veces nos hundimos pensando que en vez de ciénaga
era mar abierto, sin costas y sin bordes,
bombardeo fatal de la distancia,
palabras putrefactas lloviendo en las trincheras
sobre los soldados muertos,
un gesto con la mano que parece ya un siglo o dos,
una mano que saca el dedo corazón desnudo y te lo muestra,
envuelto en la inmundicia
manchado de pecados no confesos,
invasión de manos ensuciadas por la ira
y el rencor que tanta falta hizo
para romper las cosas más terribles
que ocurrían en el mundo,
para evitar estar anclados en el barro
y en la mierda
inmersos en la brea
inútiles, perdidos,
doscientos años más.
viernes, junio 08, 2007
Deslocaliza a tu vieja
La diferencia fundamental entre los revolucionarios franceses de finales del siglo XVIII y nosotros, aparte de que no llevamos coulottes y de que la libertad no nos guía con una teta fuera y un rifle en la mano, es que no tenemos a nadie a quien cortarle la cabeza: donde antes había un rey de peluca empolvada y una nobleza de finos cuellos níveos y jugosos, ahora tenemos difusas juntas de accionistas y miles de diminutos inversores grises difuminados por todos los resquicios del mundo, de tal manera que si nos pusiésemos (o pusiéramos) a decapitar tendríamos que ocuparnos de una buena parte del censo y ya verías tú qué lío y qué guarrada. No ganaríamos para canastos de mimbre donde recoger las cabezas. La ventaja de la decapitación es, a todas luces, que durante los nanosegundos en que la conciencia permanece aún estando tu cabeza separada de tu cuerpo, se ven las cosas desde otro punto de vista. Por lo demás, lo único que parece cortarse hoy en día a guillotina por aquí son los precisos flequillos rectos de las dependientas más modernas del Zara. Así están las cosas.
sábado, junio 02, 2007
encontrar el resto de tus cosas
arremolinadas en una esquina.
Tantas veces te observé yaciendo
en la cama inmersa en sueños de alcohol
–tu cuerpo electrizado por la oníria,
la desazón de tu gesto dormido,
mi mano inútil tratando de llegar
a través del triste simulacro de tu piel-
y tantas veces se rompió el mundo
en pedacitos tras el portazo
que dabas al marcharte.
Tenías vocación de animal herido
y de indígena de la noche:
primero feroz pantera,
finalmente gata inválida,
siempre era lo mismo;
y el absurdo teatro que decidimos
un mal día interpretar
se pulverizó en el ambiente
espeso de aquel cuarto:
construimos, en cambio, un silencio
minuciosamente ensimismado.
Fue lo mejor que nunca hicimos.
Después de todo.
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este poema saldrá publicado en una antología de jovenes poetas asturianos compilada por el afamado crítico J.L. García Martín durante el estío, junto con otros nueve mios, y que leeré con voz temblorosa el día 7 de julio en el Norte. El primer verso es una apropiación de mi buen amigo y mejor poeta Uh Uh Him, a cuyo fotolog podeis acceder pinchado ahí al lado. Hacedlo y deslumbraos con una mente preclara.
miércoles, mayo 30, 2007
Un beso nipón
¿Saben?, a veces llama mamá y hablamos. Me cuenta como le va y le cuento como me va, por lo general nos va regular, la vida es descafeinada aunque nos empeñemos en lo contrario: hay que barrer el suelo y fregar los platos todos los días. Hablamos de las cicatrices del pecho y de las heridas que aún no se han cerrado. Cuando se acaba la conversación me dice te quiero y yo le digo que también, luego me manda un beso y yo le envío otro, imito con la boca el sonido que hace un beso y mi beso va montado en una onda electromagnética por los aires desde el centro de la península donde estoy yo a la costa del Norte donde ella lo espera.
Porque un beso es algo más que un gesto que hacemos con el cuerpo, algo más que cuatro labios que se tocan y retozan, algo más que dos labios que acarician una mejilla, o dos mejillas que se rozan a un lado y otro de una cabeza; más, sin duda, que dos labios que se posan sobre unos dedos y luego se levantan y soplan suavemente para enviar el beso a alguien que está lejos y lo espera y se despide agitando la mano o un pañuelo, más que dos lenguas lascivas que pelean o incluso que una boca en la entrepierna. Es algo más que eso, un sonido que revolotea: los labios son mariposas que expulsan a una mariposa hija, así que le envío a mi madre un beso al final de la llamada y éste alza el vuelo errático y sale de Delicias y de Madrid entero, y pasa sobre la sierra y cruza Segovia y Zamora y lo que haya después, hasta pasar la Cordillera Cantábrica, y entre la niebla que lo recibe sigue incansable hasta mi casa donde echada en la cama grande y con el teléfono al oído mi madre usa su oreja/mejilla como pista de aterrizaje para el bicho loco volador recién llegado, que vino de la capital, de mi casa, de mis labios, todo eso en menos de un segundo.
Y en ese justo instante truena en Tokio, ya saben, el batir de alas de una mariposa encima de la meseta castellana provoca una tormenta en la megápolis japonesa y allí están en un callejón Yeiko y Tetsuo y sus labios están a menos de un milímetro aun sin tocarse, las caras muy juntas, vestidos con el uniforme escolar, la chaqueta azul marino, la falda y el pantalón gris, después de tanta mirada furtiva en clase y en el comedor y de provocar tantos encuentros supuestamente accidentales: si pasas por el parque esta tarde y hace sol tal vez esté allí, a veces por las tardes me siento en un banco y leo un libro tomando el fresco –mentira, mentira-; Tetsuo acude al parque como quien no quiere la cosa y allí está Yeiko siempre hermosa, flequillo negro perfectamente cuadrado enmarcando su sonrisa franca y la falda un poquito más corta después de la escuela, se sientan a pasar la tarde y a hablar de cosas japonesas –ella no ha podido leer ni una sola página atenazada por los nervios-, algún día incluso se han rozado la mano, son jóvenes y todas estas cosas se sienten con fuerza y en el pecho, donde deben de sentirse, sus cuerpos tiemblan casi imperceptiblemente, y así decenas de tardes y decenas de noches de insomnio y de adolescentes cabecitas incapaces de conciliar el sueño sobre sábanas empapadas de sudor, hasta que llega el día de hoy: quién sabe por qué motivo o con qué estúpida excusa Yeiko y Tetsuo se han adentrado en ese callejón, tal vez siguiendo a gato pequeño que se les ha cruzado en el camino o queriendo ver algún árbol recién florecido –debe de ser primavera y los japoneses aprecian estas cosas-, así que por fin están escondidos del mundo y en el silencio solo roto por la brisa y las ramas frotándose, sus rostros casi en contacto, sus labios crepitando antes del primer beso mil veces imaginado en noches húmedas, y ya están muy cerca y los pechos casi explotando cuando de pronto truena fuerte, muy fuerte –millones de martillos cayendo a destiempo sobre un mismo yunque-, y todo se oscurece: Yeiko se asusta, abre los ojos, se encuentra los ojos recién abiertos de Tetsuo y comienza a llover como nunca y todo se llena del agua –el suelo, las mejillas, el pelo- y del sonido de un mar desparramándose sobre el asfalto, Yeiko siente el aliento caliente de Tetsuo en su rostro y se avergüenza y enrojece y dice adiós tímidamente bajando la cabeza, se da la vuelta, agarra bien la cartera contra el pecho y echa a correr a casa desesperadamente, buscando las esquinas, y allí se queda Tetsuo, taquicárdico y puteado –con el buen día que hacía minutos antes, joder-, su primer beso oriental chafado sin explicación aparente, simplemente –pero esto él no lo sabe- porque yo le mandé un beso aéreo a mi madre al final de la llamada antes de irme a dormir y la atmósfera es un sistema dinámico caótico extremadamente sensible a las condiciones iniciales, ya saben, esas teorías raras.
viernes, mayo 25, 2007
Apuntes para una experiencia Zen en la Gran Vía
martes, mayo 22, 2007
Cómo hacer daño gratuitamente en cuatro cómodos pasos
2. Acercarse, presentarse y decir estas palabras: “Eres hermosísima, eres la mujer más bella que he visto en mi vida. A tu lado el crepúsculo palidece y la primavera es un engaño. Tu belleza merece la muerte de mil hombres, el asedio de una ciudad griega durante meses, el delirio.”
3. Observar cómo se ilumina su rostro grotesco, cómo sonríe tímida y enrojece. Cómo surge la alegría y se desborda, cómo la atraganta y la hace tartamudear nerviosa alguna palabra de agradecimiento.
4. Reírse entonces con maldad y a carcajadas mucho rato, doblar el espinazo de la risa, señalarla con el dedo, llamarla pringada, reírse más, marcharse.
viernes, mayo 18, 2007
como ladrillos de una muralla
que construyo sobre mi frente.
Una borrasca en mi entrecejo,
un remolino.
Y llegan lentos
los pútridos dedos
de una tarde metálica
para apretar mi cuello.
Oh!
Volvió la noche y se hizo frío el frío.
Corrimos a buscar, de nuevo,
el narcótico calor de las tabernas.
Nos creímos todas las mentiras
que nos decían por la noche.
Y no queríamos aprender.
Y no aprendimos.
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he soñado
no sé
tu cuerpo lejano y el mío
tan presente
enredados en la cama
con un tercero
desconocido
me he levantado
he visto
no sé
en pie delante del espejo
del baño
esta mañana
en vez del cepillo de dientes
mi miembro erecto
rodeado por mi mano
martes, mayo 08, 2007
Caution
Peligro es una palabra que nunca pude entender, tantas veces vi mi cuerpo y mi mente asomados al abismo de la droga, mis pupilas revoloteando como mariposas y mis mandíbulas mordiendo cueros inexistentes, al borde del daño cerebral severo –aunque todo esto era mentira-, después de ¿cuántas? horas o días sin pegar ojo, mis miembros temblorosos y mi verbo siempre grácil y seductor, eso sí, mis palabras siempre por encima de las ojeras tatuadas y de la confusión reinante, en todo momento, las palabras no solo sobrevivían a aquel naufragio físico sino que se engrandecían, cada vez eran más hermosas y más llenas de significados no sospechados antes, eso era lo bueno, eso es lo bueno de la droga, preservaban el verso y la prosa y la promesa, preservaban sobretodo la broma y el susurro y los hacían mejores e infinitos, en contraste con el resto de mi cerebro empapado como una esponja en endorfinas e incapaz de gestionar el movimiento de mis párpados o mis piernas desquiciadas. Y si la vida no era esto, que le den por culo a la vida, la felicidad era real y tan tangible como tangible es el esparto, podía uno extender la mano sobre el cuerpo y palparla con la yema de los dedos; nunca fui tan feliz como con mis primeros comprimidos de éxtasis, cuando amaba a la humanidad entera y todo era hermoso y delicado, todo poético, el mundo era un pétalo que caía suavemente en la palma de la mano, y el cuerpo, lo que habitualmente nos ata a la cotidianeidad y a la muerte, casi desaparecía, era ágil, no pesaba, era fácilmente dominado -como un títere- por los hilos de la música y aquello era lo mejor que jamás me había pasado.
jueves, mayo 03, 2007
Weah!
Tiene que haber más disturbios, es necesario. Han de seguir de esta manera deleitando mis sentidos. No queda más remedio. Arte-como-crimen, crimen-como-arte.
viernes, abril 27, 2007
Premio Booket
En teoría gané, pues, según me explicaron muy amablemente los editores y miembros del jurado después del fallo –nunca un fallo fue tan fallo-, conseguir llegar a finalista después de una compleja selección de entre 508 originales presentados a concurso y publicar mi relato en un libro de 40.000 ejemplares de tirada que se distribuirá gratuitamente por los cortes ingleses de toda la piel de toro ya es un premio importante. Sí, claro, asentí poniendo la mejor sonrisa que pude inventar. El premio gordo, el millón de pesetas, la gloria y la fama de las entrevistas con la prensa, el champán, las prostitutas de lujo y la cocaína -¿era así, no?-, se lo llevó un tipo que me cayó bien, un murciano, ya ven, que al parecer escribió un cuento muy moderno que aún no he leído sobre pistolas, internet y cosas de esas. Nos dieron de comer, al menos, en el Círculo de Bellas Artes, en una sala con unas vistas espectaculares a la urbe, donde comprobé una vez más, sumido como ando últimamente en eventos culturales donde despilfarran la comida y la bebida, que los presupuestos de cultura en este país se dedican casi íntegramente a alimentar y emborrachar a los artistas muertos de hambre, cosa que, por otro lado, me parece estupendo. Solo falta que nos repartan la droga. Allí sentado, con tres copas delante y cientos de cubiertos diferentes, preparando ya en mi cabeza mi discurso de ganador, recibí la noticia de que conservaba mi estatus de mero finalista. Estuve por levantarme y gritar señalando con el dedo al secretario del jurado, trampa, esto está amañado. Pero qué dices capullo, si ni siquiera has podido leer el resto de los relatos, me diría él, haciendo un gesto a los hombres de seguridad. Ya, respondería yo orgulloso y desafiante, pero está amañado, lo sé. No me quedó otro remedio que comer, callar y tomármelo con filosofía, al fin y al cabo si no me hubiera puteado no sería un verdadero creador y todo eso. El almuerzo fue correcto pero no exuberante, lo más notable el rollo de carne relleno de ciruela. Creo que me sentó un poco mal.
Y a ustedes... A ustedes les deseo mejor.
Gracias
lunes, abril 23, 2007
Poética

Lo fundamental es el lenguaje, la palabras que habitamos como habitan las ramas las ardillas o moran las lombrices los tubos digestivos, lo importante es la sintaxis contundente y la audacia en el propósito, saber subordinar, conjugar, adjetivar, yuxtaponer, tomar las palabras con las manos desnudas y retorcerlas a tu antojo hasta el absurdo, deformarlas, tratarlas con desdén o con cariño, eso depende, doblarlas hasta la fractura, forzarlas, violarlas, sacarles jugo y brillo como a una lámpara maravillosa. Hay que follarse a los cerebros, hay que utilizar el lenguaje como polla, hay que correrse en los oídos de los otros, hacer pasar los susurrantes sonidos silábicos suavemente a través del cerumen que tapona las orejas; lo fundamental y lo primero es rascar el corazón como rasca la mano sabia las cuerdas de una guitarra y después de esto ya veremos lo que hacemos con la boca y con los sesos.
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En la imagen el Autor resplandeciente en estados alterados de conciencia ¡bang!
martes, abril 17, 2007
tanta guerra y desconcierto,
vuelven a aflorar las cosas buenas,
quién lo iba a decir.
Aquella vez
-¿recuerdas?-
que montamos en la noria
y yo me mareaba,
tu sonrisa franca en primavera
delante de una fuente
donde siempre ibas
a mojar las manos,
las carreras entre flores
de colores
que acababan de estallar,
todo aquello:
la noche en que tu padre
nos pilló follando
en el trastero
y cómo nos reímos
de su cara
aunque después
te escociese
un poco
el culo.
No sé,
prefería más odiarte.