miércoles, diciembre 14, 2005
Albóndigas (o almóndigas)
Anoche cené una lata de albóndigas por primera vez desde que vivimos en este piso. Eso significa que llevaba tres meses y medio limpio. Porque aunque por aquí somos muy desastre para algunas cosas, lo cierto es que nos alimentamos medianamente bien. No esperéis encontrar en esta casa a consumidores de fast food o pizzas congeladas, nosotros cocinamos a diario. Potajes, ensaladas, arroces y pastas. Quizás demasiados hidratos de carbono. Pero anoche algo -no sé, una inquietud, una extraña sensación en el bajo vientre- me impulsó a bajar al chino y a comprar una lata de albóndigas de mi marca preferida, de las que dicen por ahí que son carne de perro. Porque si uno se como una vaca o un cerdo, ¿qué le impide comerse un perro? ¿O a un chino?
Y es que lo de las albóndigas de lata es mi vicio más vergonzoso, aunque no tengo verguenza en confesarlo: me gustan las albóndigas de lata porque soy un hombre sin escrúpulos y porque me producen una suerte de placer morboso. Hay que probarlo todo. Después de comerlas, con media barra de pan, comienza a girar la ruleta, cualquier cosa puede pasar: mala digestión, sopor, sueñito... Ahora que las he dejado puedo tomarlas de vez en cuando. No pasa nada, no os preocupéis que yo controlo.
Creo que todo empezó hace unos años, cuando vivía en la casa de Atocha. Era joven y los recuerdos que conservo son borrosos, no logro rememorar la primera vez que alguien me dió a probar una de estas latas. El caso es que me aficcioné: era tan fácil olvidarse del supermercado y de la cocina y simplemente bajar a la tienda a cualquier hora en busca de albóndigas... Así entré en una espiral de carne picada y me ví comiendo meatballs varias veces por semana, ante la mirada preocupada de los que vivían conmigo. No entraré ahora en detalles de aquella vida repleta de indigestiones, no quiero aburriros ni hacerme la víctima. Yo ya no soy aquel, fue una etapa difícil, un error, una locura de juventud y no quiero que me juzguéis por ello ni que me asociéis a esta adicción. Solo os diré que he rehecho mi vida, y que, aunque en principio no veía salida ahora disfruto de las cosas buenas y sencillas, lejos de las bolas de carne.
Me temo, de todas maneras, que estoy incubando una nueva adicción. Las magdalenas del superbolsón (sic) de magdalenas que venden en el Mercadona.
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En la imagen aparezco en pose de arrepentimiento tras la ingesta de las albóndigas.
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11 comentarios:
Joder qué asco, prefiero la muerte a comer albóndigas de lata. Juro que nunca las probaré, y menos aún tras leer este duro testimonio. TE APOYO!!!
*llanetes: te animo sinceramenta a probar las meatballs. No es lo mismo que el abuso.
*poca sangre: pues aqui en casa no tenemos aliens pero hay un puñao de fantasmas. Que se le va a hacer.
Besos y gracias!
esto empieza a parecerse mucho al messenger, me encanta obtener tamaño feedback!!!!
sigo negándome a probar esa porquería
Ya que estamos, Txe, te podías poner la marca de las almóndigas, por si me atrevo.No será esa que aparecen guisantes en el exterior del bote, no?
Por otro lado voy a romper una lanza...yo cuando me quedo solo me doy a las latas de cocido del carrefour.jajaja
Saludos a todos.
Madre mía, qué risa, te juro que si no fuera vegetariana me iba ahora mismo a comprarme ocho latas para desayunar en tu honor :D
*Raul: la más guarra de todas es la lata de Louriño. Otras opciones más lujosas son las famosas Litoral o La Tila. Hay otra marca que no recuerdo (la delos guisantes) que es también bastante gocha. Bon appetit.
*A las vegetarias les animo a hacer un inciso y lanzarse a una de las vivencias más intensas que la vida nos puede ofrecer.
Saludos y gracias. Burp!
Gracias por el informe detallado,Txe.
No estoy seguro pero creo que la de lso guisantes es de Hero, pero no se si esa marca hace algóndigas.
*evita: si, jeje, no recordaba eso. Di buena cuenta de aquellas pequeñas.
*Raul: Sí que existen las Hero, pero esas son de superlujo, debe ser carne de verdad y todo. Se pueden encontrar en el supermercado de El Corte Inglés.
Almóndigas, por supuesto. Pero no de lata, killo!!
Uaghhhh... Que asquito madre... :S
Hablas de ello como si fuera un vicio viciosisisissimo. En tal caso prefiero no probarlo,por si acaso.
Jajaja! Me pasa el link Violeta que tiene la misma enfermedad, que apostilla con Pisto de bote y alguna exquisitez extraterrestre más del UDACO bajocasa.
De todas formas piensa que todo “person” capaz de sobrevivir a la ingesta de “Risketos” (que nos contamos de su color naranja?) Ya tiene campo libre para zamparse hasta el cemento.
Te los recomiendo, cagarás psicodélico.
Cuidarse!
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