sábado, diciembre 22, 2007
Nosotros salimos
Salimos como quien ofrece un servicio público. Con la abnegación del funcionario, la hormiguita o el travesti. Salimos siempre y salimos mucho, pero sobretodo, salimos bien. En eso consiste básicamente volver a Oviedo por Navidad, estas son unas fechas entrañables aquí porque toda la juventud emigrada vuelve al nido y se encuentra por los bares. Solemos empezar en la Calleja tomando cerveza para acabar después del Flamin’ dando tumbos en cualquier otro lugar oscuro y sudoroso. Ayer lo pase bien, al principio sonreí algo forzado en el concierto pero al final me derramé por el Oviedo antiguo y en cada bar, en cada esquina, detrás de cada birra había un viejo o nuevo amigo y lo de siempre,ya-ves-cuanto-tiempo-aquí-por-navidad-a-ver-si-nos-llamamos.Estaba contento anoche, celebraba mi reciente admisión in extremis en el selecto Máster de Periodismo de El Pais -ya ven, un astrofísico-, aunque si no me hubiesen cogido hubiera celebrado cualquier otra cosa, porque en la vida hay que estar siempre celebrando y de la muerte, que no es poca, ya hablaremos otra noche. Ya muy tarde me encontré solo, perdido y azorado, y decidí irme a dormir describiendo extrañas trayectorias y arabescos, que ya iba a amanecer. Y hoy Resaca, el pan nuestro de cada día. La Resaca hay que afrontarla con el estoicismo del que se sabe perro viejo, metidito en la cama con un libro de poemas, esquivando los ordenes de mi madre y sus recados intempestivos. Esta noche volveremos a la carga: la sempiterna cena de compañeros del colegio, esos viejos amigos que casi nunca ves pero de los que siempre tienes noticias. Tengo ganas de saber cómo les va, escuchar de sus matrimonios y sus hipotecas y sus hijos, decir alguna extravagancia, recordar los viejos tiempos. Luego, cuando los más tibios se retiren, los demás saldremos, científicamente, como estrictos profesionales, tomando el barrio viejo con oficio de guerrilla, hasta que el cuerpo aguante o se quiebre el cielo. Si no dedicase tanto tiempo a esto tendría una novela o hubiera quemado tres iglesias o fundado un sindicato o estudiado dos carreras o levantado un imperio financiero o trabajado en McDonalds o trabajado en cualquier otra cosa, pero ya ven, yo por lo pronto prefiero esperar a que oscurezca, a que abran los bares, ponerme la chupa y volver a salir.
miércoles, diciembre 19, 2007
Estrené mi sexo
con mi almohada.
La abrazaba con mis piernas
y su cuerpo se amoldaba a mis deseos.
Era blanda, menuda y amable,
olía a suavizante.
Nunca la valoré lo suficiente
mientras estuvimos juntos,
imaginaba que ella era otras mujeres
-compañeras del colegio,
modelos de revista,
la que fuera-,
le era infiel de esta manera.
Comprendí mucho después
que ella era mejor que muchas otras,
aun careciendo de la piel y del aliento,
aun estando rellena de plumas.
Ella fue mi maestra.
Después de hacerlo
apoyaba en ella la cabeza.
con mi almohada.
La abrazaba con mis piernas
y su cuerpo se amoldaba a mis deseos.
Era blanda, menuda y amable,
olía a suavizante.
Nunca la valoré lo suficiente
mientras estuvimos juntos,
imaginaba que ella era otras mujeres
-compañeras del colegio,
modelos de revista,
la que fuera-,
le era infiel de esta manera.
Comprendí mucho después
que ella era mejor que muchas otras,
aun careciendo de la piel y del aliento,
aun estando rellena de plumas.
Ella fue mi maestra.
Después de hacerlo
apoyaba en ella la cabeza.
viernes, diciembre 14, 2007
Evento
Presentación de la primera novela de Sergio C. Fanjul. Año 2050. Sobre la mesa el voluminoso libro de 1500 páginas. El escaso público está expectante. El editor comprueba el micrófono e inicia el discurso. Habla de las maravillas de la opera prima de tan veterano y underground escritor. Se lamenta de que haya tardado tantos años en regalarnos esta obra sublime que con tanto cariño han editado. Es, sin duda, una soberbia descripción de los últimos años de la historia de este planeta, en la que se recrea fielmente el ambiente tras la Tercera Guerra Mundial y los efectos del Calentamiento Global, con especial cuidado en las pequeña tragedias cotidianas que rodearon a estos hechos vertebradores de la Historia Contemporánea, la historia, con minúsculas, de tantos actores anónimos. Por fin da paso al autor. Aplausos. Sergio C. Fanjul, calvo, orondo y luciendo una luenga barba canosa, toma la palabra. Bueno, (el autor se acaricia lentamente la desértica frente cerrando los ojos, como quien rebusca una profunda reflexión o pone un huevo. Se crea cierta expectación entre los asistentes), bueno (continúa), lo cierto es que a mi estos actos literarios –y convendrán en esto conmigo- siempre me han parecido algo absurdos. Nos traen aquí para que hablemos, como si tuviésemos algo que decir, cuando ya lo hemos echado todo en el libro (levanta con esfuerzo el tocho de 1500 páginas y lo agita como puede). Supongo que es porque los escritores siempre quisimos estrellas del rock pero tuvimos que conformarnos con esto, y esto es lo más parecido a un escenario que pisaremos. Al menos eso me pasa a mí. Yo de joven quería ser una rockstar, y bien sabe Dios que lo intenté, pero ya ven, aquí me tienen y no colgado en los posters de miles de paredes de miles de cuartos de miles de adolescentes. (El autor tose sonoramente y bebe un sorbo de agua). Perdonen. Con la música no tuve éxito en mis bandas juveniles y luego ya no tiene importancia que tengas una esponjonsa melena rubia que menear o rudos complementos de cuero porque eso nadie lo ve, a no ser que salgas en la anecdótica foto de la solapa –si es que hay foto- donde todos los escritores aparecemos sobándonos la cara o fumando, como si fuéramos muy listos. Ellos son jóvenes atormentados y lozanos, hermosos, miren a Jim Morrison o Kurt Cobain, mientras que los escritores somos ancianos pesados vestidos de traje. Aunque bien es cierto que mueren pronto. Eso, miren ustedes, también se lo envidio, que esto de ser viejo la verdad es que me parece una puta mierda (el autor vuelve toser con violencia y recoge su esputo en un pañuelo blanco arrugado). Los rockeros lo tienen más fácil, por muy feos que sean les cuelgas una guitarra y a todas las fans se les caen las bragas. Yo no veo ningún sujetador cruzar el cielo por aquí. No veo a gente saltando, bailando, gritando de excitación, están ustedes aburridos (da una palmada y un espectador de la segunda fila se despierta sobresaltado y se recompone en la silla). Para ligar lo tenemos difícil, tenemos que depurar mucho el estilo, adjetivar bien, controlar la prosodia, las subordinadas. Y cuando consigues ligar, entonces vienen el chasco (sonoro puñetazo en la mesa que hace vibrar al micrófono, aunque difícilmente al libro), ellas piensan que les vas a hablar en verso, que se te van a ocurrir piropos marcianos todo el rato, rebuscadas dedicatorias para los libros que les obligas a leer, todo eso. Y claro, se decepcionan al comprobar que hablamos como todo hijo de vecino. Miren, señores, nosotros escribimos cuando escribimos, en cuartuchos oscuros, en noches de insomnio, borrachos, sin ningún glamour. Si destrozamos una habitación de hotel nos vamos a la ruina para pagar los desperfectos. Y eso que nunca vamos a hoteles, solo a pensiones cuyos cuartos ya están destrozados de antemano. Las putas no vienen a nosotros, tenemos que buscarlas por los callejones y al final son siempre tan feas como baratas. Y la última vez que esnifé cocaína que no fuera tiza machacada todavía no se había inundado Benidorm tras el Cambio Climático. Así que piensen ustedes lo que quieran. Si les interesa el libro, léanlo, yo, en verdad, no se lo recomiendo. Y ahora si tienen alguna pregunta, no pienso respondérsela. Buenas tardes. Se hace el silencio. El editor, visiblemente avergonzado, da las gracias en nombre del Autor y la Editorial. Alguien inicia un tímido aplauso, un par de personas lo siguen, pero la cosa no va a más y el conato se extingue rápidamente.
lunes, diciembre 10, 2007
La palabra calla, duerme pero sigue atenta, solfeo entonces
sobre tu cuerpo, silencio roto, pistones en tu pecho
y cuerdas tensas en tu clavícula y tu cuello,
contrapunto de tu aliento con mi aliento,
armonía de muelles, sábanas revueltas,
sudor y teclas que muerden labios,
la lengua experta, explora, conoce, húmeda, calla,
fusas, semifusas, clave de sol en tu caderas.
La palabra duerme, enmudece, nunca despierta,
solfeo entonces sobre tu cuerpo, acordes que arranco
a la pálida piel, el oído escucha, la boca inútil
sino es para eso, para qué la palabra,
para qué los conceptos:
la música discordante y átona del sexo
retumba entre nuestros cuerpos.
sobre tu cuerpo, silencio roto, pistones en tu pecho
y cuerdas tensas en tu clavícula y tu cuello,
contrapunto de tu aliento con mi aliento,
armonía de muelles, sábanas revueltas,
sudor y teclas que muerden labios,
la lengua experta, explora, conoce, húmeda, calla,
fusas, semifusas, clave de sol en tu caderas.
La palabra duerme, enmudece, nunca despierta,
solfeo entonces sobre tu cuerpo, acordes que arranco
a la pálida piel, el oído escucha, la boca inútil
sino es para eso, para qué la palabra,
para qué los conceptos:
la música discordante y átona del sexo
retumba entre nuestros cuerpos.
miércoles, diciembre 05, 2007
La ciencia es mentira
y tu cuerpo la geometría curva
en la que sucede el mundo.
Con lengua exploradora
avanzo palmo a palmo,
sondeo, palpo, mido, trato
de entender el mensaje
cifrado de tus pecas,
el significado oculto
que duerme entre tus piernas.
Me voy por la tangente,
adoro más que a Dios
las cavidades cóncavas
de tus clavículas.
y tu cuerpo la geometría curva
en la que sucede el mundo.
Con lengua exploradora
avanzo palmo a palmo,
sondeo, palpo, mido, trato
de entender el mensaje
cifrado de tus pecas,
el significado oculto
que duerme entre tus piernas.
Me voy por la tangente,
adoro más que a Dios
las cavidades cóncavas
de tus clavículas.
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