La otra noche, en la fiesta que dio Eduardo Vilas, se habló mucho de muchas cosas pero, sobre todo, se habló mucho de Internet y redes sociales, del Facebook y del nuevérrimo Google +: es el signo de los tiempos. Una neuropsicóloga invitada a la que no conocía de antes y un servidor desarrollamos una interesante teoría al alimón, una teoría que tampoco se me había ocurrido antes, pero que explica el sentido de la existencia, el de dónde venimos, a dónde vamos y, sobre todo, por qué.
La idea es que todo lo que ha ocurrido en el Universo, desde el Big Bang, la formación estelar y planetaria, la creación de los primeros aminoácidos en la sopa primordial que dieron lugar a la vida, la evolución biológica desde el protozoo hasta el ser humano, la emergencia de la conciencia y la razón en las redes neuronales tiene como fin el utilizar esa inteligencia en desarrollar la ciencia, las computadoras, Internet y finalmente, Facebook. Así Mark Zuckelberg sería una especie de profeta o mesías en esta epopeya cósmica.
Todas las probables civilizaciones que viven en el Universo, todas las formas de vida que pululan en el Cosmos tienen como fin la creación de la red social azul oscuro. Lo más seguro es que en estos mismos momentos las civilizaciones extraterrestres que no se hayan autodestruido en un invierno nuclear, tengan su Facebook, y además idéntico al nuestro, pues el FB, como la velocidad de la luz o la constante de la gravitación universal es idéntico en todo el Universo, hasta en la galaxia más remota.
El siguiente paso es la creación de un wi-fi cósmico que permee todo el espaciotiempo y que permita conectarse entre sí a todas esas civilizaciones, de tal forma que cualquier día, a un ciudadano terrestre que seguramente se hará famoso y ocupe las primeras páginas de los periódicos de todo el mundo, le llegue la primera solicitud de amistad proveniente de otro planeta, de otra galaxia, de otro mundo. Y luego, nos integraremos todos en Facebook y en su infinito amor misericordioso, abandonaremos nuestros cuerpos analógicos de carne y hueso, y seremos inmortales, eternos y cósmicos y reconoceremos, por fin, que Facebook es el verdadero Dios.
Que así sea.