martes, octubre 31, 2006

Técnicas masturbatorias

A veces a uno le sacan de los sueños suavemente, con una leve caricia o un beso casi inexistente que se posa en el cuello, justo detrás de la oreja y que hace que el sueño o la pesadilla se diluya lentamente ante la presencia de ese elemento extraño y dé paso progresivamente a una nueva realidad con forma de mañana. Otras veces en cambio, a uno le despiertan de forma brutal, y así es como solía hacerlo mi TíaVicen cuando me encontraba en mi cuarto un sábado por la tarde aún durmiendo la mona del día anterior. Ella era entonces el ejército alemán invadiendo Polonia en 1939 o las fuerzas especiales estadounidenses liberando a Eliancito, el niño balsero cubano. La TiaVicen, sin el menor reparo o respeto por mi sueño reparador, irrumpía en mi cuarto en penumbra sin ni siquiera llamar a la puerta o pronunciar tímidamente mi nombre, simplemente abría la puerta de par en par -con tal violencia que ésta solía impactar contra la pared haciendo un ruido ignominioso-, encendía la lámpara del techo –la que más luz daba- y comenzaba recitar sus monsergas a todo volumen ante mi cuerpo indefenso que, enzarzado en una maraña de sudor, mantas y sábanas, se retorcía como una babosa moribunda. El despertar de mi sexualidad ocurrió de la segunda de éstas maneras.

Hubo un día soleado en mi pubertad en el que yo no sabía aún, ni había oído hablar jamás en ningún lugar, de lo que era una paja. Aquel día primaveral estaba yo esperando en la cola del comedor del colegio a que nos diesen el almuerzo, cuando dos de mis mejores amigos sembraron en mí sin ningún pudor la semilla de la duda. N. nos contó un chiste a A. y a mí, que escuchábamos siempre interesados sus historias: un hombre va caminando por la calle y se topa con un buzón de correos en el que se lee “Correos”. Y entonces el hombre se hace una paja allí delante. A., que, al parecer era más experimentado que yo, se carcajeó durante un buen rato pero yo me quedé frío ante aquella demostración incomprensible de humor. Más adelante comprendí que “correos” es el imperativo del verbo “correr”, equivalente en jerga a “eyacular” y que, de ésta manera, el amarillo cilindro postal plantado en medio de la calle incitaba a los viandantes al onanismo público. Ese era el chiste tal como debía ser entendido. Como yo por entonces no poseía estos útiles conocimientos sobre la vida, les pregunté a mis informados compañeros qué era una paja. Me explicaron pacientemente que era el proceso mediante el cual, frotándose el pene adelante y atrás, uno obtenía un gran placer sexual. Tienes que frotarla primero hacia atrás, me dijo A., y luego hacía delante. Y expulsarás un líquido –primero será agua- por la punta y se te acelerará la respiración. Yo recibí esta revelación con una mezcla de asombro y de miedo. Me parecía una cosa rarísima pero, sin duda, tenía que probarlo. Esa misma tarde, tras salir del colegio, me senté en el inodoro de mi casa –como me habían recomendado mis amigos- y procedí a practicarme mi primera paja. Me agarré el miembro con mi por entonces todavía inocente mano derecha e hice lo que me habían indicado: lo froté una vez hacia atrás y otra hacia delante. Una vez hecho esto solté emocionado mi pene y esperé, mirándolo con cierto escepticismo, a que todo aquello que me habían prometido se cumpliese. Esperé la respiración acelerada, esperé el sístole y diástole loco de mi corazón, esperé la secreción de misteriosos líquidos y esperé con ansia el placer total. Pero nada de eso llegó. Decidí entonces dejar el cuarto de baño y regresar a mi habitación, pensando que tal vez debía de esperar más. Pasaron los minutos y las horas y nada llegó. Al caer la noche lo intenté de nuevo sin resultado. Tres veces más.

Al día siguiente cuando conté en el colegio que me había hecho cuatro pajas no sabían si tomarme por un loco o por un dios de la virilidad. Después de unos instantes de confusión y revuelo expliqué minuciosamente como había procedido para masturbarme cuatro veces en un intervalo de tiempo tan corto. Cuando se descubrió que mis presuntas pajas consistían en una sola oscilación genital, en un pasito p’alante y otro pasito p’atrás, reinó la hilaridad. Me explicaron entonces que debía perseverar en el frotamiento y que así, al cabo de un rato y progresivamente, comenzaría a experimentar los síntomas ya citados, que culminarían en una gloriosa y flamante primera eyaculación -o corrida-. Mi primer orgasmo no tardó en llegar, días después, mientras mamá dormía la siesta en su habitación y en la tele emitían una corrida de toros. Y he de decir que se abrió ante mí un mundo fascinante. Pero eso ya es otra historia. Disfruten.

23 comentarios:

Javier López Clemente dijo...

¿Otra historia? ¡De eso nada!
Te ruego que continúes, porque me has dejado, ya sabes, con un pasito pa´lante y un pasito pa´tras.

Y me apunto al disfrute.

eli bennet dijo...

JJAJAJAJA,me diste ternura Txe, de sólo imaginarte esa primera vez...Una vez en la adolescencia escuché hablando a mi hermano acerca de otro amigo un poco más experimentado que vos en la técnica masturbatoria. Parece ser que esa persona se pintaba las uñas de la mano a utilizar y se la dormía o acalambraba para no sentir su mano y así parecía ser más divertido. Por Dios!!! cuánta preparación...

Batiscafo dijo...

jajajja, la gente no se suele acordar de su primera masturbación porque es algo que va poco a poco, normalmente, yo al menos no, y desde luego he preguntado.
jajjaja q gracioso el pequeño e inocente txe!

El detective amaestrado dijo...

Que reflejados nos vemos algunos. Algún día deberás hablar también de la importancia de tener un buen banco de datos, puesto al día...

Bea_Tou dijo...

Menos mal que has explicado lo del buzón porque yo al principio tampoco entendía a qué se refería jajaja

eva dijo...

jajajajja ;)

Andrea González-Villablanca dijo...

JAJAJJAJAJ
BACCIOS
ANDREA

ene dijo...

la tía vicen seguro que decía eso de: "que las burras de leche ya han pasado". Mientras hacia ese ruidito tan molesto de chasquear la lengua.

Que tierna esta historia infantil. Espero que hayas descubierto más cosas del sexo, jajaja...

la clé dijo...

si, que tierno... como cuando te dicen quien son en realidad los reyes magos, pero al revés.

Paula dijo...

Lo que más me fascina es la manera envolvente y sincera de contarlo.

Nunca puedo leer sólo un post de tu blog. Tus historias crean una cierta adicción, dulce, descuidada e inquieta

Un abrazo

Absurdo Rutinario dijo...

Una primera vez la hay para todo. Y para todos. ¡Qué genialmente compartes momentos tan emotivos con nosotros!

Me has hecho retroceder en mi pasado para buscar el cuando, el como y el porque de mi primera muestra de onanismo físico.

De nuevo, gracias por los regalos.

Wara dijo...

Gran descubrimiento de tu sexualidad. Ese dia creo que poca gente lo recuerda, la primera vez casi siempre, pero la primera vez que te descubres disfrutando tu solo de ti mismo eso no todos lo recordamos.
Gracias por hacernos recordar.

Anónimo dijo...

Gran relato! Descubrir el placer, el gustirrinín! jjj Por qué cuando crecemos nos olvidamos de analizarnos y experimentar? Y no sólo con el sexo...

tormenta dijo...

un pasito p'alante y un pasito p'tras??? jajaja ... buenísimo!
un beso

♥ La Haine ♥ dijo...

jajajaajja buenisimo,,, de verdad necesitaba leer algo asi :)
me he reido y todo :***

Anónimo dijo...

me has hecho reir tanto!!!
un saludo!

Juan Silva dijo...

La perseverancia es imprescindible para tantas cosas.
Ha sido divertido el relato.
Salud.

Anónimo dijo...

Me morí de amor! Qué tierno!
Además de buena historia, muy bien contada, te aplaudo.
(y me pusiste a hacer memoria...)
Besotes!

Txe Peligro dijo...

vaya, nunca pense que mi erotismo infantil desaforado provocase tanta ternura. Y tan poca ternera.

gracias por su visita. toquénse sus cuerpos.

hoy almuerzo caldo y carne guisada.

saluds

ALOMA69 dijo...

Su blog va subiendo temperatura día a día, en todos los sentidos!

Siga así!

Saludos!

Hada de Luz dijo...

Pero que relato más tierno el que nos has contado, y que bien contado.

Ya veo a mi pollito en tus pies haciendo lo mismo, que amor!

Supongo, eso sí, que la próxima entrada no será tan tierna como ésta, porque ya ahí la lujuría había tocado tu puerta. juju

Besos!

Ro dijo...

Q inocente!!! cuesta creer, pero si tierno, bonito, encantador... ya ves tu si todos fueramos capaces de contarlo con la misma porcion de inocencia. Tantas veces nos han dicho lo obsceno del onanismo, el egoismo en si mismo, como si no fuera importante en nuestras vidas, si no todo lo contrario, algo sucio y evitable... yo no lo recuerdo, no recuerdo como supe ni como fue, suerte tiene usted de tener un recuerdo sin duda memorable.
Mua

Lost in Translation dijo...

eso me recuerda a cuando era pequeña y vi la momia de tutankamon. Pensé que el miembro viril tenia hueso porque el miembro en cuestion cno el paso de los siglos se había petrificado...curioso!