Me acordé de aquel momento justo cuando coloqué las flores junto a la fosa, recordé una de aquellas tardes cuando Millán estaba sumido en la tristeza espesa que le provocó la pérdida de su empleo y, en pie junto al ventanal que desde nuestro salón se abría a la calle, dijo con una botella de whisky en la mano y fijando la vista en el edificio de enfrente: tengo que saltar. Lo primero que pensé fue que se trataba de un desvarío de borracho deprimido, una locura efímera que se había cruzado por su mente nublada de alcohol y que pronto se disolvería en el olvido; todos nos asombramos cuando al día siguiente bajó al sótano a recuperar la bicicleta oxidada que había guardado allí cuando su nuevo trabajo –el que ahora acababa de perder- le había quitado todo el tiempo para dedicarse al ciclismo.
Lo cierto es que Millán comenzó a entrenar cada tarde con la bicicleta, se hacía unos cuantos kilómetros por la periferia y empezó a hacer mediciones de la distancia que había entre nuestro edificio y el que estaba justo enfrente, de siete pisos cada uno. Como parecía que esta actividad le aliviaba de su melancolía, Elena decidió ayudarle en los cálculos sacando sus viejos libros de física y estudiando de nuevo el tiro parabólico, calculando la resistencia del aire, la velocidad necesaria, el ángulo óptimo para el lanzamiento, buscando los materiales más aerodinámicos y un trampolín.
El día que decidieron por fin llevar a cabo el Proyecto, como habían dado en llamar a aquella idea absurda, nos reunimos un buen grupo de amigos en ambas azoteas. Millán se concentró durante un rato y en el segundo estipulando se lanzó a pedalear. Tomó el trampolín y describió una parábola perfecta en el aire, los demás contuvimos el aliento; de pronto la bicicleta se le escapó de las manos y fue a estrellarse en la fachada del edificio de enfrente tres pisos por debajo de donde impactó el cuerpo de Millán antes de caer a la acera ante el estupor de los transeúntes.
Después de colocar las flores y ver como se hundía el ataúd, pensé que mejor hubiera aprovechado el paro en otras cosas.
lunes, marzo 05, 2007
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25 comentarios:
Si. El paro debería proporcionar cursos de spinning. Para tomar así forma para dar el gran salto.
Y pensar que "cualquier" día s bueno para el gran salto... para pedalear con fuerza, cerrar los ojos, y volar !... he visto esa bici frenándose en el aire... parando casi en seco, para caer
un besote ;)
Tharsis
http://mientrasvivimos.blogomundo.com
Hace punos años ví volar a un chico de una bicicleta tras colisionar con una moto de cilindrada. Nunca olvidaré su cuerpo sobre el asfalto, nunca lo logro quitar de la cabeza.
Un abrazo.
Todos necesitamos dar ese salto alguna vez, todos necesitamos hacerlo al menos alguna vez en la vida, unos lo consiguen, otros ni siquiera se atreven a llevarlo a cabo, otros no lo consiguen, y otros desperdician su paro en el intento, pero el PROYECTO, ese proyecto siempre está ahí.
el proyecto?
vaya, el otro día hice el pino en la pared, borracha y con una herida en la mano y ya pensé que era toda una valiente...
Anda, que ayudarle con semejante proyecto...Un beso
Pues por un momento he visualizado al famosa imagen de ET en al cesta del niño volando jejeje...solo que esto en plan cruel.
espero no quedarme en apro no me vaya dar por tener aficiones raras...:S
Es una temeridad, casi una forma de suicidio; últimamente me entero de demasiados casos, estoy muy sensibilizada con el tema.
Saludos!!!
Esto no es Matrix, supongo. Este no es Neo, supongo. No es parte todo de un programa de ordenador, supongo. Joder con el proyecto...
Ui, que mal rollo me ha entrado con esta historia. Cuando parecía que estaba empezando a levantar cabeza después de haberse quedado sin trabajo y de haber pasado por una depresión, va y le pasa este fatídico suceso.
No se si es una historia verídica o no, pero igualmente la considero bastante fuerte el hecho de perder así la vida.
Me ha gustado mucho tu relato, y me has animado para que vuelva en un futuro a pasarme por tu blog.
Saludos y gracias por pasarte por el mío. Espero que no haya sido la ultima vez, hasta pronto!
Ya se que soy un burro, pero cada vez que algún conocido se suicida, pienso que por lo menos menos mal que lo ha hecho con cierta elegancia. Otra cosa es que, si hubiera esperado a que se le pasara la resaca, igual había decidido probar dentro de un par de años. en fin, la vida es un asco.
tenía que haberlo conseguido... pobrecito.
Creo que suicidarse es de cobardes, hay que ser fuerte y luchar en esta vida jodida. saludos y gracias por tu visita, nos vemos, te enlazo.
Tanto se dijo "voy a matarme" que lo terminó logrando...
Cuidado con lo que deseas...
pero de qué coño están ustedes hablando? suicidio? matarse?
solo fue un desafortunado accidente...
en fin
aish!
y a tomar por culo la autonomia de la obra de arte
Al uso de lo comentado hasta ahora: topaste con la incomprensión hacia el artista.
Al menos no es una pared. No desde una azotea.
A quién se le ocurre...es que con la edad uno se va haciendo conservador hasta para los sistemas de "auto-desaparecerse" del mapa...
Qué malo es pensar demasiado con un whisky en la mano y en un momento de tocada y hundida...
Me he pasado todo el relato pidiendo, por favor, que llegase al otro tejado y sabiendo que no lo haría...Tendría que haberse puesto alas en el sillín...
Volveré por aquí. Encantada de leerte.
Volar, la adrenalina del hombre...
A quién no lo atormentó el sueño de sentirse en el aire?
Un gusto.
yo una vez también volé con una bici, claro, que ahora solo tengo una brecha en la frente...:)
vaya proyecto...a mi no se me ocurririan nunca cosas tan heroicas (y me alegro d ello)
...Si, jefe, he hecho que pareciera un accidente, por supuesto...
No sé si es un caso real. En cualquier caso la narración es muy buena.
A la gente se le va la cabeza cuando no tiene nada que hacer. Una pena que no le saliera bien. Me ha recordado a un capítulo de Rayuela. Un beso
Sea donde sea, aquí o en un cuaderno de espiral, aunque no publiques tan a menudo, no dejes de escribir. Je t'en prie.
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