miércoles, octubre 14, 2009

Violáceo

Me gustaría hablar hoy, por ejemplo, de Gustav Metzger, el hombre que creó el arte autodestructivo, aquel que inventó la huelga del arte (estuvo tres años de brazos cruzados sin crear como forma de protesta), aquel al que una limpiadora de la Tate le tiró una obra a la basura pensando que era un desecho. Me gustaría hablar también de la aparición de Nocilla Lab, la tercera parte de la trilogía de Agustín Fernández Mallo, que estoy deseando leer, o me gustaría hablar de la inauguración de café teatro Arenal que anoche me destrozó el estómago a base de vino blanco y similares. Pero como no puedo hablar de otra cosa, ni pensar en otra cosa, hablaré del otoño. Ya ha quedado patente en este sitio muchas veces que el otoño es una estación que no me parece de recibo. El mundo se muere lentamente y lo peor es que al final, cuando por fin acaba, llega el sórdido invierno. Hay gente enferma, perversa polimorfa, a la que le gusta, como las anchoas (el otoño es la estación más anchoa). Sin embargo, en esta ciudad vivimos en un tiempo detenido en el que todos los días muestran el mismo cielo azul herido, ese cielo de Madrid que tanto ama todo el mundo, sus atardeceres violáceos. Da lo mismo: el otoño, más que una estación es un estado del alma, de manera que hay gente que siempre vive en otoño, igual que hay gente que siempre vive en primavera. Por lo general, el común de los mortales vamos viviendo alternativamente en todas estaciones, y sólo coinciden eventualmente con la que ordena el calendario, orgulloso y horrendo, colgado en la pared. Los calendarios son también objetos muy anchoa, y aún así hay gente que los tiene en sus cocinas. Lo que vengo a decir, coño, es que cuando el tiempo atmosférico no se corresponde con el estado de ánimo es como una traición del Universo.

Como pueden comprobar hoy es un miércoles muy miércoles, el padre de todos los miércoles, y eso es todo en lo que puedo pensar.

17 comentarios:

. dijo...

Si el otoño es la estación anchoa, el verano son unos berberechos como una catedral.

Absurdo Rutinario dijo...

Por seguir con este "enciclopediario" ¿hay personas "anchoa"?

Unknown dijo...

Llevo tiempo intentando entender lo que es el otoño para mi, pero ya me lo has dicho, el otoño es una estacion anchoa! Perfecto!

vaderetrocordero dijo...

Pero... los miércoles no eran los nuevos jueves???

Txe Peligro dijo...

jaja, ahi le has dao

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Anónimo dijo...
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Lienzo tierra dijo...

A mí me enseñaron hace poco que el otoño y el invierno son un tiempo (necesario) que se da la naturaleza para volver a renacer y regenerarse. Supongo que algo parecido pasa con nuestros sentimientos.

Un saludo! ;-)

Olalla dijo...

Y así, justo después de leerte, en mi cabeza se escucha en loop:

La-la-la-la...
Oh, my autumn armagnac
Yes, yes, yes, its my autumn almanac.
La-la-la-la...
Oh, my autumn almanac
Yes, yes, yes, yes, yes, yes, yes, yes.

Bop-bop-bopm-bop-bop, whoa!
Bop-bop-bopm-bop-bop, whoa!

(etc.)

nomesploraria dijo...

Amo a la anchoa.

Txe Peligro dijo...

puagh

nomesploraria dijo...

La anchoa y yo somos una Unidad de Destino en lo Universal.

nomesploraria dijo...

Y sino pregúnteselo al chino ése a ver qué dice.

nomesploraria dijo...

Mi amiga Acaricias y yo hemos tenido una enriquecedora conversación con esos seres malvados.

giraluna dijo...

me encantan tus palabras categoría... :P

este otoño está siendo una mierda, de acuerdo totalmente.

Txe Peligro dijo...

muy buena la conversacion con lo chinolis

beizabel dijo...

No soy capaz de vivir sin calendario, me chiflan las anchoas y el otoño me viene bien. Y me mola tu blog.