Otra vez andan por ahí esos tipos de los abrazos gratis, le dije a W en aquella terraza del centro, y ahora con la llegada de la Navidad y de los buenos sentimientos seguro que proliferan como el musgo, como las enfermedades de transmisión sexual, como la sarna. A mí me hacen gracia, dijo W. con su habitual candor, el mundo es un sitio tan hostil que está bien que alguien vaya de buen rollo dando abrazos al prójimo, es un gesto de buena voluntad. Y se terminó lo que quedaba de su caña. Pues a mi me parece, apostillé, un gesto de buenrrollismo absurdo. Si la gente da abrazos sin motivo aparente el valor de un abrazo se devalúa: es un gesto que pasa a no significar nada. Yo quiero que me abracen cuando realmente significa algo: cuando me quieren, cuando necesito ánimo, cuando rebosa la alegría. No abrazar a un mindundi que no he visto en mi puta vida, que se aburre tanto como para salir a rondar por la calle Preciados con un cartel colgando. Mejor daban hostias gratis, un buen bofetón (como ya expliqué una vez en este sitio), que al menos para dar una hostia basta con sentir ese poso de resentimiento y odio tan humano que cualquiera siente por un desconocido. A mí lo que me parece obsceno, replicó W. mientras pedía otra caña, es lo del Facebook. De pronto todo el mundo se quiere, se echa de menos, todo el mundo está deseando verse siempre y tomar unas cañas, y lo escriben ahí a la vista del público: me resulta postizo, populista, excesivo, y bastante cursi. Bueno, basta con mirar el número de amigos que tenemos en nuestros perfiles, tú tienes un montón ¿Los conoces a todos? ¿Eh? En cambio nadie se escribe mensajes de odio. Eso equilibraría la balanza y daría una imagen más fiel de lo que es el mundo. Porque, aunque cada vez más Facebook es el mundo, la realidad todavía no se transvasado completamente a la web (aunque lo hará, sin duda). Imagínate ahora que un extraterrestre del planeta Chitón llegara a la Tierra y se diera un garbeo por Facebook: pensaría que este es un planeta movido por los buenos sentimientos y el amor, como en los anuncios de Don Algodón. Y yo creo, bueno, es evidente, que es justamente lo contrario. No, si en todo eso estoy de acuerdo, le dije.
Nos quedamos en silencio, mirando a los transeúntes. Se levantó una suave brisa que hizo volar unas hojas secas, algunos papeles. Los peatones aceleraron el paso, los transeúntes se colocaban la bufanda. W. se subió la cremallera de la cazadora y resopló. A unos metros, una señora tropezó y se cayó aparatosamente al suelo. Nadie se acercó a echarle una mano. No muy lejos una pareja de policía recriminaba a un hombre disfrazado de Winnie The Pooh (algo siniestro) que vendiese globos a los niños. Miré al cielo terrible y plomizo. Sentí frío. Observé a Winnie The Pooh volviendo cabizbajo a casa tras ser amonestado por los polis. Y pensé que tal vez las cosas estaban cambiando.
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16 comentarios:
Polis recriminando a un Winnie que daba globos?
Dónde vamos a parar...
los vendía. Eso es tráfico de globos. Los narcos también venden (otro tipo de) globos. O globazos.
he linkeado tu blog y te sigo txe, firmado: el señor de las hormigas.
me encanta, que bueno leerte desde aquí, yo también mando mensajes chungos x facebook, no sólo de buen rollo, pero para mi con el face la balanza todavía se va para el lado de lo bueno, me han pasado cosas buenas gracias a ese invento del diablo, como conocerte.
Besos.
Carmen
Yo lo he hecho, dar abrazos gratis. Es un acto completamente egoísta de soltar tu mierda a desconocidos, disfrazado de amor absurdo. Desde el tío que preguntó si yo lo necesitaba (el abrazo gratis me lo daba él) a los skins que me ofrecieron un par de hostias gratis. Pero sirve muy bien para violar indiscriminadamente el espacio vital de desconocidos, en ese sentido me gustó como una extraña forma de terrorismo emocional.
Tuvo algo de revelador, pero es extenuante. Nunca mais.
Hace un tiempo comentaba con un amigo esto mismo... por supuesto, tú lo has explicado mucho mejor
un beso
¿seguro que las cosas cambian?
Un abrazo (de sincera admiración).
todo cambia todo el rato. Lo raro es que algo no cambie.
He hecho un curso de buenrollismo pero no me ha servido de nada. Continúo tan desalmado como siempre.
Me gusta lo de las hostias gratis pero todavía sería mejor darlas cobrando. Pero eso ya lo hacen los macarras y los porteros de discoteca, una pena.
Yo también quiero que me abracen cuando realmente significa algo. he dicho. tu has dicho
un beso, Txe
en el fondo queremos engañarnos un poco,... pienso yo.. y lo sabemos.. pero también lo auténtico prevalece sobre lo banal..
buenas noches señor!
(aprendiendo a redactar sólo un poco, nada fácil por cierto)
No te mando beso, que paso de ser buenrollista. :P
solo queremnos que nos quieran y eso es todo
me he encontrado con tu blog y realmente me ha encantado. sobre todo la anterior entrada, sobre los peces, y la (a veces) necesidad de nuestra cobardía de dejar que las cosas pasen sin enfrentarnos a ellas. bravo =) lo seguiré si no le molesta ^^
pues eso es lo que quería decir... Txe, así de simple. (yo lo he dicho de forma más enmarañada)
necesitamos que nos quieran. y eso es todo.
Yo no quiero que me quieran. Yo lo que quiero es que me dejen en paz de una puta vez.
Si. Estoy de mala hostia.
jajaja, olé! ahí queda eso!
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