Como ella era guapérrima y siempre servía con un vestido que la dejaba desnuda desde cuello a la cintura -toda la espalda-, cada vez que se daba la vuelta para coger una botella de ron Brugal, de Jack Daniels, de ginebra Hendrikcs, de lo que fuera, todo el público masculino, y parte del femenino, se volvía a admirar su espinazo, las pecas que lo rodeaban, sus hombros poligonales, la leve insinuación de sus costillas y del comienzo de sus breves, tímidos, pero perfectos pechos (osea, unas tetas pequeñas muy bien puestas). Era un saco de huesos. Me gustaba.
Yo me hice parroquiano de aquel bar, me apoyaba en la barra a diario, pedía cañas dobles, leía el periódico, y después un gin tonic. Sorprendentemente, ella me caía bien. Mientras vertía el líquido en mi copa hablábamos de cualquier cosa absurda, ella no me miraba, estaba pendiente del bar, del público, de los otros: el trabajo.
Un día, en una servilleta, dibujé las pecas de su espalda. La toqué con el dedo índice en el hombro, para llamar su atención. Se volvió. Frunció el ceño. Eran muchos los que trataban de tocarla -ella, ahí expuesta como un trozo de carne suministrando alcohol-, de decirle cualquier cosa, de tratar de llevársela a la cama, como yo. Le dije: las pecas de tu espalda tienen la misma disposición que una constelación que sólo se ve en el hemisferio sur. Entonces, de pronto, sonrió, y su cuerpo descompuesto se apoyó en la barra. ¿Qué constelación? La de la pantera, dije. Cogió el papel, muy halagada y se lo guardo en el bolsillo de la falda.
Hace años que compartimos la cama y la vida. Ella es el sol que lo ilumina todo y en torno al que todo gravita. Ella es lo que sustenta el Universo. La quiero como un perro. Sin embargo, todo (el Universo) corre un grave peligro, y eso me inquieta todo el rato. El mundo se puede acabar en cualquier puto momento.
Por supuesto, ella (que no es muy leída, la pobre) nunca buscó una pantera en el cielo del hemisferio sur, en ningún tratado de astronomía.
Por supuesto, yo me inventé todo aquello, y no hay pantera, ni constelación en el hemisferio sur, ni nada parecido.
Tengo miedo, como siempre, cada vez que se acerca a la estantería.
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24 comentarios:
El fin justifica los medios, claramente.
es un texto viejo o está actualizado?
[não é vida que se reinventa, mas o nosso olhar que a transborda!]
abraço
Leonardo B.
viejo por qué?
me suena... por eso lo de viejo, viejo de antiguo, de haberlo escrito hace tiempo..
pero no contestas a mi pregunta..
nuevo
Preguntan si es nuevo porque quieren saber si estas con la bandera verde.
Muy grande el texto.
Ojalá existiera la constelación...
más aún,
ojalá no fuese necesario inventar...
Interesantes líneas..
con tu permiso, sigo leyendo..
mmmmmmmmmm
Rico
si, a mi también me suena: supongo que lo recurrente es la descripción de la tipa y lo de que "compartimos la cama y la vida".
leer esto hace que quiera secuestrarte :S
coño, es verdad, lo de la cama y la vida ya había salido por aquí. Me traiciona mi cajón de expresiones insocnsciente. Muy atento.
Y no me secuestren!
eso era Txe, yo había leído esa frase en otro lado..
me encanta el texto, tipo duro..
Me ha gustado mucho, mucho, mucho :)
Las pecas y las constelaciones también son recurrentes, no en ti sino en general.
En cualquier caso, todos tenemos recurrencias inconscientes-subconscientes.
PD: No me perdono ser tan desastre y no tener tu libro aún. Voy a tomarme un café en vena y a ver si lo tienen en el Entrelíneas.
Leí tus Demonios hace poco, Txe. Me tardó la vida en llegar a Sevilla, pero finalmente me hice con tus versos. Mis felicitaciones, poeta, me gustaron mucho. ¿Qué te traes entre manos ahora?
Abrazos planetarios
El relato es redondo, como la descripción de su espalda desnuda...qué bueno eres joío.
–¿Te gusta supertram?
–Cállate paleto.
A mí nunca se me ha ocurrido nada tan brillante.
mande?????
Quería decir que nunca se me ha ocurrido nada tan brillante como lo de las pecas y la constelación. A lo máximo que llego entrando a una señora estupenda es a preguntar lo de supertram :)
(el relato excelente)
Te plagiaste a tu mismo. Me preocupa :)
Weahhhhhhhhhhhhhh!
Un abrazo chavalote.
los actos psicomagicos no existen, o por lo menos no el mismo plano espacio temporal que los agujeros en el techo. Pero, visto que las constelaciones de pantera rosa tampoco,y a usted, o al personaje que usted ha sido/querria ser le ha ido tan bien, habra que empezar a pasarse al lado oscuro de las entelequias, realismos magicos y demas mierdas...
no puede ser que, después de tanto tiempo, no exista la constelación en la espalda... me parecería un tanto mal, me siento "engañada"
www.thetenthvictim.blogspot.com
(hay un montón de posts muy divertidos)
las pecas, o los lunares, existen. Andan por ahi.
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