Como la roca madre de la Tierra, dijo él,
como el magma que se retuerce por debajo,
así será siempre nuestro amor,
encima de los demás estratos
pasarán las civilizaciones,
las catástrofes, las tormentas, los pétalos
de las flores irán cayendo año a año,
y los terremotos sacudirán el mundo,
y explotarán lejanas supernovas
en galaxias rotando a miles de años luz;
nacerán niños con mi nombre, morirán
mujeres bajo el tuyo y nadie sabrá nada.
Habrá incluso quien crea en otras cosas
que llamarán ingenuamente amor e incluso Dios.
Llegará el día en que no quede ni una sola huella
de nosotros, ni nada que mantenga
un solo recuerdo de lo nuestro,
ni una foto amarillenta, ni un poema como este,
ni un cerebro.
Pero incluso, dijo él, cuando todos los imperios hayan caído,
y no quede un rastro de vida en la superficie del planeta,
ahí seguirá dormido nuestro amor,
como el magma que gira y que bulle en el núcleo,
como la roca más dura, más tenaz, más madre,
más terrible
de la Tierra.
Por eso,
dijo ella,
para que siempre duerma,
no quiero verte más.
viernes, marzo 12, 2010
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13 comentarios:
sí, señor. muy bien
¿Era la única solución? ¿De verdad? :(
Muy Gaia jujuju (también empieza por G y tiene cuatro letras) :P
"para que nada nos amarre que no nos una nada"
Muy bueno.
Y gracias por la visita!
Saludos
ahí, con ese final sí.
estoy acostumbrada a que me encuentren sin estar preparada
(vaya contradicción, y eso que ni siquiera intentaba que sonase poético, que eso me daría cierta licencia)
Por fin me adentro en tu blog a curiosear... Me gusssta lo que leo.
Sí, señor.
como los iglús.
menudo final, a veces este tipo de cosas suenan a escusa.
pero esperemos a que sea por amor, y no por escusa.
no?
Vuelvo por estos lares,
con tus palabras espectaculares.
Saludos Txe!!
No sé si es usted un romántico (académicamente hablando) o se caga en ellos. Puede que ambas.
Me ha hecho recordar el poema de una amiga mía que hace unos días leí. Te lo copio, así la publicito también un poco a ella.
MECÁNICA DEL PRODIGIO
Lola Mascarell
VOLCÁN
Por la senda secreta nos alcanza
la que no tiene nombre,
la que sube
del barro a la nariz con un desaire
y se instala en el pecho
tan ligera
que casi ni advertimos su presencia.
En anónimo duelo nos persigue
la que nunca se rinde
la que embiste
en medio de la noche
y va trenzando
las hebras sin atar de nuestro anhelo.
Es la chispa de amor que centellea
su leve ensoñación
en el silencio,
la esquirla persistente de la infancia
que agita el vendaval de los asombros,
es la astilla de tiempo que se enreda
en el haz de un aroma indescifrable
y regresa de pronto y nos invade
de nostalgia feliz,
de poesía.
Por el aire navega disfrazada
de un perfume rapaz
la sin contorno,
la que nadie conoce y sin embargo
nos persigue tenaz por los rincones.
Por el aire riela en su atavío
de música lejana
esa nimia porción del universo,
esa llama secreta que desata
un raudal de pasiones,
una racha de fiebres olvidadas.
Es la intrépida alquimia transparente
que habita entre nosotros,
la que llega de pronto y nos arroja
al volcán violento del deseo.
Y es inútil entonces resistirse
asirse a las razones y a los verbos:
allí duermen los nombres, se oye sólo
bramando un mar de lava, incandescente.
Allí cabe tan sólo resignarse
pedir un largo aliento
y arder entre las teas
del fuego que incinera nuestro tiempo.
Creo que, sin que nadie se entere, yo voy a robarte esto.
Un excelente final, Txe.
Creo que un tipo que hace todas esas promesas grandilocuentes entre cursis planetarias y geológico-filosóficas tiene suerte de recibir una respuesta tan inteligente en vez de que lo amordacen y lo lleven al loquero de urgencias.
Besos,
Mejor el amor dormido que muerto, cierto.
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