A mí lo que me gusta es crear nuevos espacios donde desarrollar dinámicas heterodoxas enfocadas a la deconstrucción de la siempre problemática (y a veces traumática) naturaleza del significado, y su relación programática con otros paradigmas interculturales y/o científico técnicos. Sin dejar de lado, claro está, las múltiples implicaciones místicas que han aportado, para qué negarlo, un caldo de cultivo muy propicio para la proliferación de nuevas interpretaciones ontológicas de la delimitación del arte, la filosofía y la gastronomía, tal y como se entienden contemporáneamente en Occidente. Por ello, ante el momento de angustia existencial propio del hombre posmoderno y, no olvidemos esto, el cruce de caminos histórico que el nuevo escenario pornopoético presenta, animo a cualquiera que lea esto a tomar parte en una estructura rizomático-social que por fin, y a falta de iniciativas en ese sentido por parte de nuestros gobernantes, investigadores y actores sindicales, de una vez por todas, consiga delimitar la sustancia de los bollullos.
¡Adelante, compañeros!
sábado, junio 19, 2010
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8 comentarios:
estás un poco loco... lo cual no está nada mal, hoy en día, jeje.
a nadie le gusta esto
La problemática que planteas no es nueva y, en su origen, surge de la tentación mitómana y autorreferencial de toda construcción cultural occidental contemporánea. Un Bucle Melancólico que nos lleva a repetirnos una y otra vez en un Eterno Retorno. Aceptemos de una vez que todo el proceso comunicacional de nuestra generación, la primera de la Democracia, está marcado por el programa Al Ataque, de Alfonso Arús, un programa donde se reían de gente que ahora ESTÁ MUERTA, y que el riesgo de leerte tres libros seguidos de Houellebecq y acabar saltando por la ventana, siempre está ahí!!
perdonen pero a Houellebecq le gustan los bollullos. SO-Fritos.
ay que te como
segunda lectura
rizomático escrotal
ay que te como
comerme!?
en ensalada
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