Como todos los Cortes Ingleses son idénticos estar en uno de ellos es como estar en cualquiera de los demás. A veces da la impresión de que, como en aquel cuento de Millás sobre armarios, están todos interconectados, de tal forma que uno puede entrar por el de Granada (Carrera de la Virgen 20), por ejemplo, y salir por el de A Coruña (Ramón y Cajal 57). Incluso puede uno viajar a Portugal, donde la empresa ya tiene montados algunos de sus centros. Por lo demás, son útiles para combatir la morriña: yo hace tiempo que no la siento, pero cuando me vine a Madrid a veces apaciguaba mi nostalgia bajando a la calle y caminando hasta el Corte Inglés de Callao, o al de Argüelles, incluso al de Méndez Álvaro y allí, caminando entre el stand de Chanel y una mesa llena de best sellers (de mierda), sentía que estaba otra vez en el centro comercial Salesas, uno de los primeros de este calibre que se construyeron en España, en el que paseaba de niño con la TiaVicen o hacía la compra con mamá.
By the way, hace dos meses hice una cosa que pensé que nunca iba a hacer: cumplir 30 años. Parecía que el tiempo no iba a pasar, pero la principal característica del tiempo es, precisamente, que siempre, todo el rato, pasa. ¿Se acaba aquí la juventud o aguanta hasta los 35? El otro día un compañero me dijo que la juventud es un estado mental, pero a mí me sonó a wishful thinking, a discurso de autocomplacencia y autoconvencimiento. Sobre todo cuando la TiaVicen, octogenaria, dijo el otro día: “queremos llegar a viejos, no queremos morirnos y luego esta vida es una mierda”. O algo parecido, porque ella no dice mierda. A ver cómo le explicas lo de la actitud mental.
Cuando cumplí 20 años, pensé, absurdamente, que todo lo que merecía la pena había pasado, que los años interesantes habían quedado a mis espaldas y que todo lo había ya visto o hecho, y si no era todo, lo que quedada no tenía importancia. Se demostró falso, claro está, a mi la veintena me lleno de un gozo y una satisfacción inéditos. Ahora que cumplo 30 vuelvo a tener sentimientos crepusculares, vuelvo a pensar en mundos que se acaban, puertas que se cierran y cowboys perdiéndose en el horizonte, a la puesta de sol. Sé que vuelven a ser absurdos, pero así son los sentimientos, irracionales. Así que cuando me pongo tonto corro a refugiarme en un Corte Inglés, en el de Callao, en el de Argüelles, incluso en el de Méndez Álvaro, a ver si me da la impresión de que estoy en ese mismo Corte Inglés, pero con 10 años menos. Pero, claro está, no funciona.
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16 comentarios:
Mi conversación del desayuno con los compañeros de trabajo ha sido, precisamente, sobre si las personas de treintaytantos seguimos siendo jóvenes. Ayer, un señor, en la radio, decía que no, que una vez que te quitan el carné joven, pasados los veintiseis, dejas de serlo. "¿Y qué somos entonces?", preguntó la locutora. "Personas normales", respondió él, intuyo que sin despeinarse.
Estoy en la veintena y tienes razón, parece que todo lo bueno ha pasado, que el que hace cosas importantes en la vida y perdura en el recuerdo es aquel que resurge con esta edad, el que hace grandes cosas en este momento, y yo no hago nada, no resurjo, ni tan siquiera se me nota... Y a veces pienso que entonces nada tiene sentido. Pero si me prometes que esto cambiará, entonces yo te prometo a ti que lo mejor de tu vida aún está por llegar y que todo lo que hagas mañana será mejor que lo que hiciste ayer. ¿Prometido? Confío en ti.
prometamonos cosas.
lo mejor de nuestra vida aún está por ocurrir, como decía Fernando Alfaro.
Yo estoy cerca de los 35... y siempre he pensado que lo mejor está por llegar... y anda que no es cierto ni na!
Besicos
A mí el Corte Inglés me pone más triste que un domingo por la tarde.
Y las cosas buenas, pasan todo el rato! La vida es nuestra! :)
(Cristina)
A mí el Corte Inglés me pone más triste que un domingo por la tarde.
Y las cosas buenas, pasan todo el rato! La vida es nuestra! :)
(Cristina)
A mí me ha costado darme cuenta de esto, pero si te fijas bien la próxima vez, la estrategia del CI (Corte Inglés o Centro -Secreto- de Inteligencia, según se mire), consiste en reducir el oxígeno dentro de sus establecimientos de tal manera que uno no se da cuenta de que los hombres de las chaquetas rojas te han rodeado para robarte el tiempo que guardan las hermosas y eternas señoritas de la sección de perfumes.
Pues yo cuando estoy estreñida corro al Corte Inglés, es mano de santo. Me reencuentro conmigo misma y no me da nada de pereza dejar atrás lo pasado.
A mi me pasa que entro en un Starbucks en el culo del mundo y me siento como en casa :) La globalizacion es lo que tiene.
Con los años la sidra se pica y el vino mejora; cuestión de carácter.
Y cuando cumplas otros treinta ya sabes: A subir a la cafetería de la última planta para abrirte un hueco en la vida social del más allá con las ancianitas de peinados lacados.
Pues ya nos contarás como te va por la tercera decena, que yo estoy cerquita cerquita... Aunque ya mi juventud creo que se terminó cuando iba por mi barrio el sábado y unos adolescestes me dijeron: SEÑORA!! ay ay... todavía me duele pensarlo...
Suena a crisis de los 30 de teleserie. Y estoy bastante de acuerdo con tu tía Vicen, aunque no diga palabrotas.
Miles de felicidades! con retraso...
yo también cumplo 30 en menos de un mes ... y chico, no sé si es verdad lo de la crisis de los 30, si a todo el mundo le pasará lo mismo... pero surgen pensamientos "de este tipo", no...? he leido ya en algún que otro blog esta sensación de "vale, y entonces con esta edad..¿soy joven pero no?, ¿soy mayor pero no?...."
Lo del Corte Inglés me parece un buen espacio de refugio. A mí también me recuerda a cuando era pequeña, cuando iba con mi madre y mi hermana los viernes y comprábamos comida para hacer "cena especial de fin de semana". Mis preferidos eran los berberechos al vapor. Lo siguen siendo. :)
un beso, Txe :)
Me aburre. Previsible. Pretendidamente ingenuo.
Un coñazo.
No sigas, por favor.
Descansa.
Que jovenzuelos todos!!!!
ada edad tiene su "aquél", y la verdasd es que se se trata de equilibrar "pérdidas y ganáncias"...bueno, eso queda muy flower-power, pero creo no hay manera de ajustar posibilidades con experiencia;
Es un fastidio cumplir años, si, creo que para la amyoría de nosotros... muchas veces la edad no te hace fuerte, sino que te endurece...
Besos y felicidades!!!
Yo creo que estás en tu mejor edad, en serio.
generalizando y para mí, los treinta en un hombre, son los mejores!
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