viernes, julio 06, 2012

Viva la guerra




Aquí lo que hace falta es una guerra. Una guerra como las de antes, una guerra como Dios manda, a la que vayan primero las mujeres y los niños, que llene los corazones de los hombres con grandes himnos (hacen falta muchos himnos y poetas en las guerras) y que ponga a funcionar las fábricas, que saque la aceitosa baba de las máquinas y que haga escupir humo negro a las chimeneas hasta que se ciegue el cielo y no llegue un rayo de sol al suelo. La guerra es siempre mejor a oscuras, de noche, cuando podemos entrar en la casa del enemigo y cortarle el cuello mientras duerme y violar el cadáver de su hijo, de sus cabras, del abuelo, hasta de la prima Baasima que, mala suerte, solo estaba de visita. Hay que bombardear países muy lejanos, hay que inventarse países muy lejanos y poner o quitar dictadores (eso da igual, lo importante de una guerra es que haya dictadores en algún lado), y llenar el territorio de bombas, gas mostaza y napalm. Y fabricar muchos botiquines para nuestros soldados, y ametralladoras, y cucharas de metal, y nuevas máquinas de radio. Tanques, ordenadores, nuevos tejidos resistentes a las condiciones más adversas y satélites. Jóvenes patrios: estudiad y haced carrera, hacen falta ingenieros y científicos en esta guerra que viene, para inventar nuevas moléculas letales, y construir submarinos que vayan bajo tierra y aviones que vuelen bajo el mar. Hay que hacer una nueva bomba nuclear, la madre de las madres de las bombas nucleares y colocarla en el mismo centro de la Tierra y  que todo tiemble, y que todas las ciudades se derrumben y mueran sus habitantes aplastados por los edificios quebrados, o queden atrapados en pequeños huecos durante días o meses hasta que se extingan por la sed y el hambre y la falta de aire fresco: hay que incendiar las ciudades, los cimientos del mundo, hasta que salgan las ratas y encontremos los cuerpos cocidos de los enemigos en los refugios y el hedor a muerte y podredumbre anegue países enteros, países lejanos, enemigos, con selvas o desiertos y armados hasta los dientes con piedras y con palos. Nuestros hijos tienen que morir, pondremos nuestras banderas sobre sus ataúdes, miles de banderas, miles de ataúdes, y sonarán los mismos himnos y vibrarán los corazones. Haremos fosas comunes para los niños violados en las montañas distantes. Que las flores escupan metralla y que baile y gire la economía, feliz como un cerdo gordo y cebado en su exuberante pocilga. Que se engrase y enloquezca la economía, que se cree riqueza en nuestras factorías y que todo el resto se destruya. Hay que matar y hay que matar por doquier. Hay que matar más y mejor: es ley de vida. De los restos del mundo, de esta hermoso desguace sanguinolento, el hombre nuevo resurgirá orgulloso y abnegado, fiel a su destino, y en poco tiempo estará preparado para hacer una nueva guerra, a corto o medio plazo y con grandes beneficios.

10 comentarios:

Sergio C. Fanjul (a.k.a. Txe Peligro) dijo...

sois uno mierdas!

EXPEDIENTEX dijo...

HAZ EL AMOR Y NO LA GUERRA JEJE!!

adolfo dijo...

eres grande

diariosdeyoni dijo...

pura poesía!

pcbcarp dijo...

Joder, qué realismo

Anónimo dijo...

vaya tonterías que hay en este blog..

txe dijo...

Aquí lo que hace falta es una guerra. Una guerra como las de antes, una guerra como Dios manda, a la que vayan primero las mujeres y los niños, que llene los corazones de los hombres con grandes himnos (hacen falta muchos himnos y poetas en las guerras) y que ponga a funcionar las fábricas, que saque la aceitosa baba de las máquinas y que haga escupir humo negro a las chimeneas hasta que se ciegue el cielo y no llegue un rayo de sol al suelo. La guerra es siempre mejor a oscuras, de noche, cuando podemos entrar en la casa del enemigo y cortarle el cuello mientras duerme y violar el cadáver de su hijo, de sus cabras, del abuelo, hasta de la prima Baasima que, mala suerte, solo estaba de visita. Hay que bombardear países muy lejanos, hay que inventarse países muy lejanos y poner o quitar dictadores (eso da igual, lo importante de una guerra es que haya dictadores en algún lado), y llenar el territorio de bombas, gas mostaza y napalm. Y fabricar muchos botiquines para nuestros soldados, y ametralladoras, y cucharas de metal, y nuevas máquinas de radio. Tanques, ordenadores, nuevos tejidos resistentes a las condiciones más adversas y satélites. Jóvenes patrios: estudiad y haced carrera, hacen falta ingenieros y científicos en esta guerra que viene, para inventar nuevas moléculas letales, y construir submarinos que vayan bajo tierra y aviones que vuelen bajo el mar. Hay que hacer una nueva bomba nuclear, la madre de las madres de las bombas nucleares y colocarla en el mismo centro de la Tierra y que todo tiemble, y que todas las ciudades se derrumben y mueran sus habitantes aplastados por los edificios quebrados, o queden atrapados en pequeños huecos durante días o meses hasta que se extingan por la sed y el hambre y la falta de aire fresco: hay que incendiar las ciudades, los cimientos del mundo, hasta que salgan las ratas y encontremos los cuerpos cocidos de los enemigos en los refugios y el hedor a muerte y podredumbre anegue países enteros, países lejanos, enemigos, con selvas o desiertos y armados hasta los dientes con piedras y con palos. Nuestros hijos tienen que morir, pondremos nuestras banderas sobre sus ataúdes, miles de banderas, miles de ataúdes, y sonarán los mismos himnos y vibrarán los corazones. Haremos fosas comunes para los niños violados en las montañas distantes. Que las flores escupan metralla y que baile y gire la economía, feliz como un cerdo gordo y cebado en su exuberante pocilga. Que se engrase y enloquezca la economía, que se cree riqueza en nuestras factorías y que todo el resto se destruya. Hay que matar y hay que matar por doquier. Hay que matar más y mejor: es ley de vida. De los restos del mundo, de esta hermoso desguace sanguinolento, el hombre nuevo resurgirá orgulloso y abnegado, fiel a su destino, y en poco tiempo estará preparado para hacer una nueva guerra, a corto o medio plazo y con grandes beneficios.

yo, la reina roja dijo...

¿Las mujeres y los niños primero?

yo, la reina roja dijo...

¡Txe primero!

Anónimo dijo...

Flipante. dos kosas leidas de este blog, dos kosas ke me han enkantado. una de ellasbme hizo tambalear inkliso! Chapo! O komo se escriba