En el sitio en el que yo vivo llueve poco, pero cuando
llueve, llueve de forma autorreferencial. La lluvia se llueve a sí misma. El
cielo se llueve a sí mismo. Parece que el cielo se va a disolver y a dejarnos a
la intemperie cósmica.
He pasado toda la tarde mirando la lluvia en la ventana.
Obviaré los comentarios sobre las gotas de lluvia smashed
contra el cristal. He pasado toda la tarde mirando la lluvia en la ventana y he
pensado que, como aquí, donde yo vivo, no llueve mucho, ahora que llueve debe de
haber varias decenas de carreteras abriéndose en horrendas grietas que bajan
hasta el Infierno y varias decenas de muros derrumbándose sobre varias decenas
de ancianas distraídas. Pero la congoja ha sido mínima. He pasado toda la tarde
mirando la lluvia en la ventana, hasta que el monstruo con el que vivo ha
salido aparatosamente de debajo de la cama, donde suele pasar el rato, y me ha
venido a dar una colleja. Yo pensaba que el sitio en el que vivo era tan
pequeño que no cabrían monstruos, pero se conoce que con la crisis los
monstruos ya se adaptan a cualquier cosa, como todos.
El monstruo ha salido aparatosamente de debajo de la cama,
como digo, ha venido, me ha dado una colleja y me ha dicho:
- - Haz algo provechoso de una vez, hombre, no te
vayas a pasar ahí toda la tarde, mirando la lluvia en la ventana.
Ahora yo me he venido al ordenador a escribir esto, y el
monstruo se ha quedado ahí, de espaldas a mí, con sus pelos raros y sus
cornamentas, mirando la lluvia en la ventana, seguramente pensando algunos obvios
comentarios sobre las gotas de lluvia smashed
contra el cristal.
Dicen que nunca llovió que no escampará, pero quién sabe,
siempre puede ser la vez primera, musita el monstruo.
3 comentarios:
me encantó
gracias
besos
danke schöen!
Me cae bien tu monstruo. Fantástica historia. Saludos a los dos, al monstruo y a ti.
Publicar un comentario