A Madrid, los cielos grises del otoño le sientan como un
tiro, se pone arisca, respondona y sucia, te empuja al último cuarto de la
casa, bajo la manta. Hay otras ciudades que se toman mejor el otoño, como, por
ejemplo Oviedo. Oviedo es una ciudad hecha para otoñear: como debió nacer por
estas fechas, se toma con naturalidad la llegada de la herrumbre, la caída de
las hojas, el aire que respira el plomo. En Oviedo no hay problema en pasar la
tarde lluviosa mirando el orbayu caer
a través del ventanal, en un bar de madera, tomando un té, recordando a algún
amigo muerto. Pero Madrid debió nacer un equinoccio de primavera, ahí justo en
el borde, porque parece que está hecha para explotar, para ser aplastada por el
pulgar del Sol, para hervir y quemarse un poco. Así que cuando el tiempo se
pone tonto, Madrid se pone muy fea.
Pero bueno, tal vez no debería generalizar de esta manera
sobre Madrid, porque Madrid cada día es diferente. Cada vez que salgo por el
portal alucino bellotas porque me encuentro una cosa distinta. Hay días que
Madrid parece un parque de atracciones, pero hay días que parece un procesión
de nazarenos. Hay días que Madrid parece una narcosala en días de fiesta, y
días que parece el Jardín de las Delicias de El Bosco. Hay días que Madrid se
levanta flamenca, y otros días de réquiem, y otros días bakala, y hay días en
los que Madrid ni se levanta. Hay días que parece un alegre burdel, y hay días
que parece una nevera vacía con un solo pimiento rojo pudriéndose al fondo a la
derecha. Y ese pimiento eres tú. Porque el madrileño también cambia cada día, y
a veces parecemos Ewoks o gallifantes, y a veces plañideras, y a veces
floripondios, y a veces guerrilleros, y cerilleras, y top models, y sucias
alimañas y centauros del desierto. Yo a veces salgo del portal y alucino bellotas
porque me miro a mí mismo y descubro que aún estoy vivo, disfrazado de minero o
marinero o freelancista. Y ahí
enfrente todavía está Madrid, la Gran Travesti.
8 comentarios:
Exacto, qué precisión.
Y a la vez, qué imprecisión, qué inexactitud de ciudad
hasta en eso es travesti
A mí me parece que Madrid en otoño se pone muy bonita. Y en invierno, primavera y verano. Sólo hay que saber mirar.
Entonces diremos De Madrid al cielo (de cualquier estación menos la de otoño). Aunque ya sabemos que en cuestión de gustos no está todo escrito.
Ah!! y Txe!! mira lo que te deseo en mi blog...
Hola, Txe, acabo de descubrir tu blog y la verdad es que tiene muy buena pinta... Tan pronto como encuentre un ratillo bucearé un poco más por aquí.
En cuanto a Madrid, por lo que leo en la entrada deduzco que hay una relación de amor-odio entre tú y ella... Tus palabras dejan traslucir la extraña Belleza de la ciudad.
Algún día trataré de escribir algo en la misma onda acerca de Valencia, mi ciudad (aunque dudo mucho que me salga tan redondo). Por cierto, ¿lo de Txe tiene algo que ver con mi tierra?
¡Un saludo!
gracias! nada que ver con Valencia..
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