Me fascina la lejana procedencia de las cosas. Ahora, por ejemplo, tengo un disco en la mano.
Alguien camina por una calle, digamos, en un lugar indeterminado. De pronto la visión de algo provoca en su cabeza la idea de una melodía que tatarea hasta casa. Allí agarra la guitarra y la acompaña de acordes. Al día siguiente se la muestra al resto de la banda y le ponen, en una semana, letra y sección de ritmo. Meses después el disco está a punto y llega la hora de meterse en el estudio a grabar. Lo graban en una semana con la ayuda de un gran productor, el master se manda a la fábrica que graba miles de cd's, que circulan por cintas transportadoras, son metidos en sus cajitas, manipulados por unos cuantos obreros, precintados y almacenados en grandes cajas de cartón en un oscuro almacén de Alabama u Oklahoma. Pronto llegan los camiones que los llevan al aeropuerto, el avión tarda unas once horas en llegar a europa, en madrid se ponen en manos de la compañía, que a su vez se lo pasa a la distribuidora que se lo hace llegar a las pequeñas tiendas y a las grandes superficies. Y en este momento es cuando aparezco yo, aburrido cualquier día laborable al atardecer y con mucha pericia, habilidad y disimulo me hago con una copia gratis.
Esto para los cd's, pero ¿no es inescrutable el camino que siguen los mecheros por el mundo? ¿Por qué siempre tengo mecheros de desguaces y ferreterias si nunca visito estos negocios? Como decía un viejo amigo: los mecheros son universales.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario