Mis coordenadas espaciotemporales son las siguientes: Oviedo, sábado noche, las doce y cuarto ya de la noche. Estoy frente a mi ordenador tartamudo acompañado por una lata de Mahou cinco estrellas y un paquete de Ducados Rubio, nuestro último gran descubrimiento: veinte barritas de cáncer inflamables por solo un euro y pico. La mayoría de mis amigos están en Madrid o en una boda a la que no he sido invitado -tampoco había la confianza suficiente-. He hablado con María y están tomando sidra, hoy vuelve Madalena después de un largo verano en Salou con un trabajo basura. Tengo ganas de verla.
He pasado la tarde charlando con mi ex por el messenger -invento crucial de nuestra sociedad- y escuchando algunos discos. Ahora mismo suena James Holden, un dj inglés que pincha trance -no se sorprendan, soy un tipo más cultivado, pero dejen sus prejuicios y escúchendo-. Mi madre se ha ido al cine con un amigo a ver la última de Fernando León de Aranoa, yo he declinado la invitación porque me amanecí perezoso y he oido que el film es largo, efectista y algo tedioso. Una pena pues realmente amaba a ese director. Otro día la veré.
He leido, también, los textos de Isabel, una mujer que no conozco y a la que envidio. Su prosa poética es sorprendente y admirable. Quisiera escribir como ella pero, ya ven, aquí estoy relatando simplemente un día aburrido y preguntándome si debería salir a ver a mis amigas y si debo o no ducharme. Mis axilas -o sobacos- opinan que si. Yo, la verdad, no lo tengo nada claro, amanecí perezoso hoy.
domingo, octubre 02, 2005
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1 comentario:
Amaneciste tan perezoso que ni si quiera pusiste el título o quizás se te olvidó o, quizás simplemente fue aposta.
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