lunes, noviembre 29, 2010

Estados alterados

Imagínate que la droga, en todas sus variantes, creciera en lo alto de los árboles de las avenidas y todo el mundo trepara, y perdiera la cabeza lamiendo los frutos psicotrópicos: el mundo sería diferente, dulce y borroso, impredecible, y la ciudadanía estaría drogada todo el tiempo, la gente se abrazaría por las calles, y hablaría insistentemente con la gente por las esquinas, haciendo grandes aspavientos, tal vez sin escuchar nada. Los transeúntes caminarían en zigzag y el ministro calvo Alfredo Pérez Rubalcaba perdería su aspecto de sabio melancólico y aparecería en nuestros televisores con los ojos enrojecidos, la mirada pedida, citando a Tierno Galván en aquellas fiestas de San Isidro en las que tocaron los Smiths: “quien no esté colocado, al loro y que se coloque”. La policía perseguiría a los sobrios por doquier, utilizaría sus sistemas más sofisticados de inteligencia –todos anfetamínicos, trabajando día y noche sin interrupción- para sacar de sus agujeros a aquellos que no se drogasen, a los putos enemigos de la Sociedad y el Estado, los sobrios enemigos de la unidad ebria de España. Y las madres reñirían a sus hijos coñazo que no tomasen pastillas, y les darían bolsitas de Mitshubisis o Tiburones Blancos los viernes por la noche (tómatelas toditas hijo, que no me entere yo) y los más macarras pasarían de sus madres y tirarían el éxtasis en las macetas de la calle: yo-paso-de-todo, yo-soy-el-más-duro, no-me-importa-morir, porque por entonces las autoridades sanitarias habrían decidido que la drogas son fuentes de vida, bienestar y salud. Señora: dróguese. Y a la vuelta de las discotecas, en las que la juventud no se drogaría, los niños buenos tendrían que simular llevar un colocón de puta madre y llegar a casa dislocados y a cuatro patas para no disgustar a la familia, que tanto invierte en la educación y, lo que es más importante, en la drogadicción de sus hijos. Las nuevas generaciones: drogadas. Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado: drogados. Los MTV Awards: drogados (y muchos sobrios en las afterparties). El Sector Financiero: drogado. El hombre de la calle: drogado. La Banda Terrorista ETA: drogada. El director del Museo del Prado: drogado. Los taxistas: drogados. Fernando Sánchez Dragó: drogado. Y los camellos, menuderos y grandes narcotraficantes: benefactores de la sociedad, con despacho en el Ayuntamiento y coche oficial a la puerta, todo abollado de los accidentes que en este hipotético mundo sucederían constantemente en nuestras calles y carreteras.

5 comentarios:

Nacho Sánchez dijo...

Me recordó a
Un mundo perfecto, Aldous Huxley.

Anónimo dijo...

Alguna de las consecuencias muy positivas de esta fantástica situación sería que los narcos y demás mafias (gobiernos incluídos) relacionadas con las drogas no tendrían razón de ser, y también que las cárceles se quedarían casi vacías.

Lo que ya no sé si me gustaría tanto es ver a Dragó colocado de lo que sea.

(¡Cachis ya se me olvidó la contraseña otra vez!)

Cova Varela

Txe Peligro dijo...

eso serían muy buenas consecuencias. Por su parte, Dragó siempre cuenta grandes anécdotas sobre sus experiencias con las drogas (como con casi todo, vaya, incluidas zorritas). Recuerda aquella camiseta que llevaba y decía: Droga=Dragó

ALOMA69 dijo...

El problema con las drogas y con todo es que lo que primero sube, después baja.

Saludos!!!

Anónimo dijo...

Hola

Me llamo Felicia , soy administradora de un directorio y tengo que decir que me ha gustado tu página, me encanta el contenido que publicas, la entrada, igual que a Nacho Sanchez, también me recordó un poco a "Un mundo perfecto" de A.Huxley.
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Felicia

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