lunes, diciembre 13, 2010
El zen y el arte de la seguridad privada
Pues ahora nos toca esto: este Madrid plomizo y despeinado, cruzado de gente despistada ante la lluvia: ¿qué coño es este agua que cae del cielo?, parecen preguntarse. Esta mañana, paseando por un barrio semiperiférico (Acacias) el panorama no podía ser más desasosegante, aquel tiempo turbio diluido entre la tristeza propia de los bloques de viviendas de ladrillo visto y toldos verde oscuro estilo Levante Español (por ejemplo Alicante, cuna de serial killers). Por ahí vi a mucha gente sola, sobre todo vieja, mirando a no sé dónde a través de la fina lluvia. ¿Quiénes son estas personas que vagan solitarias por las calles solitarias? ¿Serán fantasmas del más allá que cumplen su condena infernal paseando por estos sitios tan lúgubres, habitados por adolescentes con anorak que salen del instituto y destartalados parques de extrarradio de grava y metal? Yo creo que sí: ya dije alguna vez que en Madrid hay varios puntos de contacto entre el más allá y el más acá: las cafeterías de El Corte Inglés. En ellas se reúnen a merendar las ancianas que están a punto de morir y las que acaban de morir recientemente y aun no están integradas en el Infierno, para cotillear un poco. Una vez, incluso, vi a mi difunto padre en la de Callao tomándose un gin tonic. La pregunta es si las tortitas con nata que sirven son terrenales o supraterrenales, supongo que será cuestión de gusto.
¿Y los guardias de seguridad?, me pregunté en el Opencor de Acacias. ¿Son espíritus o carne mortal y hueso? Un curro difícil este, gente humilde y sencilla que tiene que conocer de primera mano el Mal, el Sistema, pasar al otro lado, denunciar a sus compañeros de clase (social, digo, no de escuela) ante las empresas multinacionales. Para ser segurata, como para ser guarda de sala en un museo, más vale ser un maestro Zen y controlar la meditación trascendental, si no, no me lo explico. ¿Cómo aguantan ocho horas de pie sin hacer nada? ¿Ponen la mente en blanco? Estoy seguro de que muchos han elaborado en silencio complejos sistemas filosóficos que algún día la humanidad conocerá sobrecogida. ¡Eh, se mira el cuadro desde detrás de la línea!
Por eso los seguratas siempre se extralimitan en sus tareas: recogen las bandejas sucias que deja la gente en el Burger King, recomiendan libros en la librería de El Corte Inglés, guían a compradores despistados en el Carrefour. ¡Ese aburrimiento es una tortura guantanamera! Hay uno que deberían conocer en Lacasaencendida. Trabaja guardando las exposiciones de arte contemporáneo enfundado en su uniforme marrón, siempre solo en insoportables salas donde hay luces estroboscópicas, extraños ruidos a volumen rompetímpanos y proyecciones aún más extrañas. Tiene una poca bastante de pluma. Para entretenerse recibe al personal dándoles el folleto y se ofrece para una visita guiada amateur (“si tienen alguna duda yo les explico”) que todo el mundo rechaza (“este tío está loco”), pero que todo el mundo acaba por escuchar porque el tío se entromete. Y lo hace de puta madre, el tio: yo he comprendido muchas cosas de las que se exponen gracias a él (se poner cara de entender lo que se expone o se inaugura o se presenta aunque no lo entienda, es fundamental en mi curro). Mi madre incluso le preguntó si había estudiado Historia del Arte o algo. “No”, dijo él visiblemente emocionado, “pero me gusta mucho”.
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4 comentarios:
Sobre sitios lúgubres:
http://vicisitudysordidez.blogspot.com/2009/11/satan-es-mi-senor-parte-i-tu-vida-va.html
Muy buen artículo
Hola Sergio:
Soy Coral Igualador, de la sala 4 de Microteatro por Dinero, de la obra ¿Qué Celebramos? (En diciembre)
Nos quedan tres días de función (23, 25,26) y me gustaría invitarte a ver el final que no tuviste ocasión de ver.
Si te apetece, llamamé y te reservo una entrada.
Coral: 666462593
Gracias
hola Coral.
cómo has llegado aquí? jaja
no voy a poder ir, me marcho mañana, día 23, por la mañana a mi casa familiar en Asturias. Si quieres cuentame el final, la verdad es que me pica la curiosidad. En scfanjul@gmail.com
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