viernes, noviembre 23, 2012

Jornaleros y palestinos. Metáforas sobre Gaza.





¿Se acuerdan de los señoritos y los jornaleros? Bueno, todavía hay, está la Casa de Alba y muchos más sátrapas de los que ni siquiera conocemos el nombre y acaparan las tierras andaluzas. Los Grandes de España y que Dios los guarde por muchos años. Y que me pongan a los pies de sus señoras. Y luego los jornaleros con subsidio que, según dicen algunos, se gastan vinito a vinito en los bares de los poblachos. 

Pero ¿os acordáis de los andaluces de Jaén, aceituneros altivos, decidme, decidme quién, quién plantó los olivos? ¿De Los Santos Inocentes? ¿De la Mano Negra? Eran tiempos aún más jodidos y el jornalero andalúh era un ser infecto, abusado, al borde la pura esclavitud. Entonces había frecuentes revueltas en las que los míseros jornaleros, desesperados, atacaban el cortijo, y, en ocasiones, mataban a los señoritos. Y entonces el señorito, otro, porque había muchos, en compañía del cura, el falangista de turno y el sargento de la Guardia Civil, salía a caballo a reprimirlos, como quien se va de montería. (Algo de esto cuenta Chaves Nogales). El señorito veía estas sediciones como un mal necesario, una molestia que había que tomarse para mantener el status quo. Más que conseguir la paz era gestionar el conflicto, como explica hoy, aplicado al conflicto palestino y con muy buen tino, en el sacrosanto El País, Mark Leornard. ¿De quién dirían ustedes que era la responsabilidad de aquella situación? ¿Del jornalero que mascaba tierra seca con la cabeza bajo la bota de montar, o del señorito que, en su cama blanda, mantenía al desdentado trabajador en la miseria? ¿Debía el jornalero abandonar la siempre intolerable (según nos enseñan en la escuela) violencia, bajar la cabeza y volver al arado, o debía el señorito ofrecer unas condiciones laborables dignas a los que tenía bajo su yugo? La respuesta es tan fácil que se la dejo a ustedes mismos.

Pues bien: me reconcome los carámbanos escuchar esos argumentos sobre los cohetes cutres palestinos y la reacción israelí, sobre la igualdad de condiciones, y no solo de condiciones, sino de razones, entre unos desahuciados encerrados en una ratonera superpoblada y uno de los ejércitos más potentes del mundo. No entraré en disquisiciones sobre cómo se vive en Gaza ni sobre cómo el movimiento palestino, que fue a veces izquierdista y a veces laico, pasó a islamizarse en la Franja. La responsabilidad, la carga de la prueba, en Oriente Próximo, está claro sobre qué hombros pesa. El Estado de Israel es el señorito y el palestino, el jornalero.

2 comentarios:

Sergio C. Fanjul (a.k.a. Txe Peligro) dijo...

liberad Palestina, coñe!

eSadElBlOg dijo...

un tema tan complicado...