Yo dejé de ser un paleto y me convertí en una persona respetable leyendo el Rockdelux. Fue a principios de siglo: primero lo leía en la
barra de algunos bares que la tenían, luego la compraba yo mismo. Cuando empecé
a leer Rockdelux crecí unos diez centímetros, me salió el pelo más fuerte, se
me blanquearon los dientes y se me afiló la cara. Siempre sabía cómo
comportarme en todos los lugares, siempre sabía qué decir para partir la pana y cuál era el tenedor
que tenía que utilizar en cada uno de los platos que servían en la bodas. Luego
dejé la Rockdelux, cuando la década ya había cumplido sus tres cuartas partes,
pero, tan buena era, que los efectos me duraron unos cuantos años más. Al
abandonar mi casa de Delicias, que fue como abandonar el bombardeado Hamburgo en ruinas de
1945, en mi penúltima mudanza, dejé dentro de un feo mueble castellano de
madera recia y muy oscura toda mi colección de Rockdeluxes que había ido reuniendo durante
años. La dejé allí conscientemente, como un regalo para los jóvenes que venían
después, porque ocupaba mucho espacio y porque, como soy un obseso del paso del
tiempo, cada vez que veía portadas antiguas intentaba recordar aquel mes de
aquel año cuando se había publicado y me ponía nostálgico. Y la nostalgia es
esa tristeza burguesa.
Con la Rockdelux aprendí un montón de música: era como una
Biblia para mí (y para muchos). Concretamente, más que como la Biblia entera,
era como mi Eclesiastés. Por aquel entonces todavía se usaban cd’s y yo había
ingresado en la organización ladrona y revolucionaria Yomango. Había aprendido, en las casas okupas,
a mangar con gran maestría; de hecho creo que era el mejor ladrón del grupo, y,
sobre todo, había adquirido herramientas filosóficas, teóricas, para saber por
qué era bueno robar en grandes superficies. Ellos lo llamaban Sabotaje contra
el Capital Pasándoselo Pipa (SCPP). Así
que robé un montón de cd’s inspirado por la Rockdelux, unos 500, que
ahora están en casa de mi amigo el escritor Guillermo Aguirre metidos en unas
cajas que sujetan una cama o algo así. No me los devuelve. Guillermo, si lees
esto, devuélveme los discos que me debes. Moroso. Además, en otro orden de
cosas, a veces aceptaba encargos de bares y les conseguía discos originales a
mitad de precio, lo cual era ya un dinero, porque los cd’s costaban unos 20
euros de media. Llegué a ganar mucho dinero.
Rockdelux, hay que reconocer, era una revista un poco snob.
Les gustaba dar la nota hablando de música africana o de flamenco, cosas que
descolocasen a su público netamente indie, pero así también conseguían abrirles de
orejas. Muchas veces el disco mejor del año era de Extremoduro, el Agila, o de
Sepultura, el Roots. Entonces todos escuchábamos a Extremoduro, que ya no era
una banda de perroflautas, o a Sepultura, que ya no eran unos jevis melenudos.
Porque lo decía el Rockdelux. La verdad: aún no sé si lo hacían por llamar la
atención o realmente lo pensaban. Debían reírse mucho en aquella redacción. Otra
cosa buena de RDL eran sus constantes revisiones del pasado, así que uno
aprendía la música del presente y del futuro, pero también de dónde venía todo.
Recuerdo con especial agradecimiento un especial con los 200 mejores discos del
s XX (el mejor era el de The Veltet Underground y Nico), otro con los mejores
100 de la música española (el mejor: Veneno) y otro con los mejores de la
música electrónica ever (de este no
me acuerdo). Los tengo ahí, en la estantería.
Luego la música dejó de interesarme bastante: desaparecieron
los cd’s y ya no tenía gracia robarlos. En realidad: ¿Me gustaba robar o me gustaba
escuchar? No sé. El caso es que me quedé bastante desactualizado. Y empecé a
menguar, me volví de color cetrino y perdí dientes. Olía mal, los modernos
huían de mí como de David Bisbal, se me caían los mocos. Todo empezó a ir mal y
yo no sabía por qué.
Hasta que este año, este 2013, me he comprado la RDL de enero y me he
empollado y escuchado todos los mejores discos del año pasado, todas esas listas que no conocía
ni por asomo, y, de pronto, ¡ya me están saliendo músculos!
1 comentario:
Yo también he sido mejor persona por la Rockdelux y en mi pueblo, hasta el día de hoy, se me respeta por mis conocimientos musicales, jeje.
Si llegas hasta el final de la lista de la RDL y aún quieres ver más, te dejo aquí mi lista personal de los 30 mejores discos españoles del 2012.
Del puesto 30 al 16: http://revesonline.com/?p=12473
Del puesto 15 al 1: http://revesonline.com/?p=12485
Saludos de un melómano.
Publicar un comentario