Ha llamado ayer mamá. Quería saber que tal lo llevo con los estudios y como me sentía anímicamente. Me ha repetido hasta la saciedad que me abrigue bien (me ha interrogado sobre la ropa que me pongo) y que me alimente correctamente. Lo ha matizado con dos de sus máximas preferidas: "eres lo que comes" y "si no te amas a ti mismo no puedes amar a los demás". Es una madre y, además, una madre muy sabia. Cuando uno es un adolescente y se rebela contra todo (incluida la autoridad materna) piensa que su madre es un rollo y que no tiene ni idea de lo que va el asunto. Pero es falso. Si a mi edad ya puedo notar cierto poso de experiencia a la hora de tomar mis decisiones, imagínense lo que me puede aportar mi mamá con su trayectoria de lucha y crecimiento vital . Me ha dicho, para terminar, que debo cuidar de mí mismo. Que si no me cuido yo nadie me va a cuidar. Bueno sí, que ella me va a cuidar, pero que ella está lejos y que, además, yo nunca la dejo.
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